Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Marcelo Cafferata

Buenos Aires, 1994. En pleno gobierno menemista, un jefe de familia se ve acorralado por los problemas financieros que pesan sobre su empresa, azotada por las medidas económicas que desprotegieron la industria nacional. Frente a la imposibilidad de cumplir con sus compromisos financieros, mientras las tasas de interés y el proceso inflacionario van haciendo cancelar la sea un imposible, su pareja también entra en crisis cuando su esposa, completamente ajena a lo que estaba sucediendo, sume los reproches de no haberle confiado la realidad de las deudas a los empleados de la fábrica, al Banco, a la familia –ven que es imposible sostener hasta un asado familiar en el que comienzan a reclamarse el dinero-, al colegio de los hijos y la más grave: un fuerte compromiso con un el dueño de una financiera en pleno Once.

Rápidamente, el financista le hará sentir el rigor del compromiso asumido y si la deuda no se cancela en un plazo perentorio, su familia corre grave peligro por lo que la presión es cada vez mayor. Inclusive en medio de una fiesta familiar, uno de los matones que intenta cobrar la deuda, aparece repentinamente entre los invitados con una amenaza concreta al orden familiar.

Un hecho completamente fortuito le da la oportunidad de desaparecer por completo y refugiarse en Paraguay. Sergio Dayán (Joaquín Furriel) pierde todo contacto con su familia e inicia una nueva vida con otra identidad, liberado de todas las presiones.

DESCANSAR EN PAZ” es la nueva película de Sebastián Borensztein (“La suerte está echada” “La odisea de los giles” “Un cuento chino”)  que se ha estrenado en el plataforma de Netflix y en donde vuelve con su marca de autor a contar una historia en ritmo de thriller pero sin dejar de lado la importancia de enmarcar la narración en un contexto político en particular que, incluso,  puede traer algunas reminiscencias de nuestra situación actual y el impacto en un futuro cercano.

La pregunta que queda flotando en el aire cuestiona la posibilidad de borrar absolutamente el pasado como si no fuese parte de la identidad. Al menos para Sergio, nuestro antihéroe, no será del todo posible y las diferentes vueltas de la vida harán que un encuentro casual con alguien de su pasado, dispare la necesidad de empezar a saber qué fue de su familia y fundamentalmente intentar saber sobre la vida de sus hijos.

La historia está marcada en dos tiempos claros, una primera parte en la Argentina de 1994, para que luego de un periodo de transición, retomemos la historia en el 2009, 15 años después, en donde los personajes han cambiado notablemente su configuración familiar –incluso Estela, su esposa (Griselda Siciliani) se encuentra con una nueva pareja estable- pero inteligentemente el guion de Borensztein (junto a Marcos Osorio Vidal, adaptando la novela de Martín Baintrub) deja señales claras de que, aún en diferentes contextos y en un país diferente, ciertos personajes nefastos han seguido operando con la misma impunidad de siempre.

Borenzstein vuelve a instalar un producto comercial en donde nunca deja de lado su mirada del contexto social (quizás dentro de su filmografía “Kóblic” sea la más directamente vinculada) y más allá de su puesta en escena donde este trasfondo político se hace siempre presente, logra hacer brillar al trío protagónico mostrándose nuevamente como un gran director de actores.

Griselda Siciliani se luce en ese rol de esposa que prefiere mantenerse al margen de los problemas empresariales de su marido hasta que llega al punto de quiebre y empieza a rearmarse con una nueva personalidad. El cambio no es evidente y Siciliani – Borensztein prefieren mostrarlo en pequeños diálogos y actitudes que van dando muestra de su cambio.

Gabriel Goity juega cómodamente al villano como ya se ha lucido por ejemplo en “El encargado” o “La Chancha” pero su talento le permite construir en esta oportunidad otra faceta diferente donde en la segunda parte de la narración parece haber un cambio en ese hombre de familia en el que se ha transformado hasta que alguna revelación pueda volver a desentrañar su verdadera máscara.

Joaquín Furriel vuelve a demostrar ser uno de los grandes actores de su generación y suma este trabajo a otras grandes composiciones que ha hecho para el cine como “El Patrón” “Las grietas de Jara” o “El hijo”, poniéndose enteramente en la piel de su personaje y demostrando todas las sensaciones que lo atraviesan a medida que transcurre la historia.

DESCANSAR EN PAZ” con su formato de thriller, permite al mismo tiempo reflexionar sobre estos personajes en crisis, dañados por un sistema económico neoliberal cuya sombra se hace presente en la actualidad y que Borenzstein registra con su estilo habitual y comprometido.

Compartir en: