Por Marcelo Cafferata
Si hay algo destacable en la dupla Frigerio – Urfeig, quienes ya trabajaron juntos en el documental “Carroceros” –vinculado con los fanáticos de un mega clásico de nuestro cine nacional como “Esperando la Carroza”-, es que logran armar una película que cobra vida propia y crece por sí sola por fuera del icónico filme sobre el que basan su trabajo. Además de contar con esa épica que implica el proceso creativo de toda película, han elegido íconos inolvidables de nuestro cine al que no sólo plantean una suerte de homenaje sino que rearman sus piezas de forma tal de poder contar una nueva historia.
Ahora estrenan en BAFICI, “LEYENDA FEROZ”, un documental que, a 30 años de su lanzamiento en el cine, revisa el recorrido de una película que ha sido un éxito de taquilla como “Tango Feroz”, que marcó records en el cine nacional y es el ícono de toda una generación. Lo interesante del planteo de Frigerio-Urfeig es poder deconstruir un gran fenómeno como fue la aparición de esta película en un contexto político tan particular y poder ver el sueño de un director que quería filmar su primera película, la gran oportunidad que tuvieron estrellas jóvenes de esa generación que hoy pueden mirar treinta años atrás y recorrer sus trayectorias y poder zambullirse en el lado “B” de haber logrado un filme de culto aún contra todos los pronósticos y con la falta de apoyo de los propios músicos que dividieron las aguas y no remaron a favor de la propia historia que la película pretendía retratar, siendo los principales detractores del proyecto.
Hay algo de la mística del momento creativo, de las anécdotas compartidas, de no haber tenido plena conciencia de que estaban construyendo una película que sería marca registrada de toda una generación. El collage de testimonios de los protagonistas Fernán Mirás, Cecilia Dopazo y Leo Sbaraglia que hablan de aquel momento con suma ternura y hasta con cierta melancolía entremezclada con el recuerdo del enorme impulso que significó esta película en cada una de sus carreras, se une con el elenco de secundarios en donde completan el caleidoscopio de recuerdos las entrevistas con Imanol Arias, Federico D´Elía, David Masajnik y Mirna Suárez.
Los recuerdos del propio Marcelo Piñeyro con las anécdotas de filmación, cómo se produjeron los temas musicales que fueron el leit motiv de la película y que comenzaron a sonar en todas partes, las sucesivas reescrituras obsesivas del guion junto a Aida Bortnik para ir perfeccionando la historia junto con lo innovador que fue para el cine de aquel momento algunas decisiones estéticas que atravesaron el proceso creativo y dejaron marcas y escenas inolvidables, van conformando el rompecabezas que propone “LEYENDA FEROZ” para construir una historia cuyo eje es el amor al cine y que narra la épica de producir un éxito aún en el medio de todas las adversidades a las que se podría sumar el exiguo apoyo que le dieron los críticos en aquel momento –con reseñas desfavorables en los medios gráficos de mayor tirada de la época-.
“Tango Feroz” fue también un himno de rebeldía y de lucha para una patria menemista en donde decir que “todo no se compra, todo no se vende” era una declaración de principios tan valiente como contundente, con esa banda musical que respira libertad y donde se sigue sosteniendo que “el amor es más fuerte”.
Y aún hoy, treinta años después, no sólo los protagonistas van recordando cada uno de los momentos que los dejaron marcados en sus carreras sino que llevan al espectador a volver a recorrer esa historia, a contactarse con el espíritu adolescente y, de esta manera, los directores logran generar un material que gana cuerpo propio en la épica de cómo se fue gestando un clásico que atraviesa generaciones y fue la puerta de entrada no sólo al rock sino también al cine nacional.
“LEYENDA FEROZ” es un documental tan cautivante que uno quisiera quedarse más tiempo en la pantalla escuchando las anécdotas y las vivencias de todo el equipo de filmación, pero ya sabemos precisamente que “todo tiene un final, todo termina”. Aunque nos quedemos con ganas de más.