
Por Marcelo Cafferata

En una llamada telefónica que se inicia con temas de trabajo de su estudio jurídico, Raúl finalmente se entera de una noticia trágica respecto de Marcela, el gran amor de su adolescencia. El hecho de que Marcela se haya suicidado lo remite directamente a todo lo compartido durante un invierno de 1980 en una Buenos Aires completamente diferente a la actual.
Diego Gottheil construye su ópra prima, “LA HERIDA”, con un Raúl que quizás sea su propio alter ego ya que tiene algunos puntos de contacto con él mismo (comparten la profesión de abogado, la edad del protagonista, el entorno social) y se sumerge en un extenso flashback en el que reorganiza la historia a partir de todos los recuerdos que despiertan en el presente, aquella historia de amor que sigue vigente y que lo sacude a Raúl por completo.
En este viaje al pasado, Gottheil estructura la historia por dos ejes que se narran en paralelo y se van complementando y generan el in crescendo de la historia. Por un lado, la historia de amor de Raúl y Marcela, en donde él aceptará que por una situación de sexo ocasional que ha tenido Marcela, ha quedado embarazada y la deberá acompañar en la incertidumbre de no tener en claro qué decisión tomar. Por otro lado, como guionista y director, decide poner una fuerte marca en el contexto social y político en el que se desarrolla la historia, a principio de los ´80 cuando el país estaba atravesado por el gobierno de Videla, en los últimos años de la dictadura.
Desde el retrato de una familia tradicional de la época -incluso con ciertas vinculaciones con el poder a las que Raúl se rebela profundamente- y la decisión de acompañar a Marcela en un momento donde el problema de su embarzo se emparenta con la clandestinidad y el peligro de dos menores que emprenden un viaje hacia la costa para vivir su historia de amor.
Gottheil aprovecha estas situaciones para pintar con exactitud un fresco de la época y logra una buena conexión del contexto político con la historia de amor adolescente que recuerda Raúl con la indecisión que vive Marcela respecto de ese bebé que viene en camino.
Carlos Santamaría es quien nos lleva del presente al pasado y “LA HERIDA” se sustenta en dos muy buenos protagónicos de Junior Pisanú (Raúl en su juventud) y Macarena Suárez como Marcela, mientras que Diego Gottheil logra una muy buena ópera prima retrtando ese contexto de peligro y amenaza permanente que recorren los amantes, sobre lo que sólo podría señalarse una extensión algo excesiva que resiente algunos momentos del relato. Completan el elenco un excelente equipo de secundarios entre los que encontramos a Raquel Ameri, Juan Tupac Soler, Romina Pinto, Luciana Grasso y Gabo Correa.