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Por Marcelo Cafferata

Sergio Blanco presenta su último trabajo “TIERRA” en el marco de la temporada internacional del Complejo Teatro del Buenos Aires, donde presentó anteriormente “El bramido de Düsseldorf” y “Cuando pases sobre mi tumba” y es uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos, a quienes muchos recordarán por las puestas en Timbre 4 de Corina Fiorillo de sus obras “Tebas Land” y “La ira de Narciso”.

En este caso, Blanco vuelve al terreno de un biodrama presentado en con esa forma tan particular con la que construye sus espectáculos y en este nuevo texto evocará la memoria de su madre, la profesora de Letras en el Liceo,  Liliana Ayestarán, recientemente fallecida. “TIERRA” seguramente sea parte de su duelo, de su despedida y de ejercitar una memoria activa a partir del recuerdo individual pero también en  la construcción colectiva que tienen los diferentes personales sobre el recuerdo de su madre.

A través de las entrevistas que mantuvo Blanco con quienes habían sido alumnos de su madre, selecciona tres historias sumamente potentes -que a su vez le permiten hablar sobre los temas que siempre aparecen en sus obras- además de compartir sus recuerdos de los momentos con Liliana. Ellos son  Clara (Soledad Frugone) que aportará su historia como hija de un desaparecido en la dictadura militar uruguaya y que sigue, en la actualidad, buscando los restos de su padre por lo que continúa atenta a todos los expedientes con las excavaciones que llevan adelante los equipos de antropólogos forenses; Lucas (Tomás Piñero) quien mató con un hacha a su hermano gemelo en un ataque de ira y Celia (Andrea Davidovics), personal de limpieza del Liceo a la que Liliana ofreció su ayuda para que pudiera alfabetizarse y quien trae en su historia  la pérdida de su hijo adolescente en un accidente de tránsito. A estos tres personajes se suma el alter ego del propio Sergio Blanco (a cargo de Sebastián Serantes) quien asume por momentos el hilo conductor con las  anécdotas y cuestiones familiares y, en otros, oficiará de entrevistador de los alumnos de Liliana.

TIERRA” es un espectáculo que vuelve a desplegar el fascinante mecanismo narrativo que propone Blanco en sus espectáculos. En este caso a través de un Prólogo, tres Actos y un Epílogo, vuelve a proponer ese juego interactivo de ficciones y realidad entremezcladas,  que da nacimiento a un corpus teatral lúdico y que permanentemente entra y sale del universo ficcional para recordarnos que aún cuando se trate de algo basado en “hechos reales” no dejamos de participar en una ficción con algunos elementos de la realidad.

Como sucede en este tipo de propuestas ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción? ¿Cuánto sucedió como se cuenta y cuánto es invención del dramaturgo? Aun cuando se trate de trabajos biográficos o documentales ¿La mirada del propio autor interviene la realidad a su conveniencia para generar una situación dramática más atractiva?

Es así como “TIERRA” se va formando con varias capas, jugando con el metalenguaje, superponiendo, separando: sus personajes incluso lo interpelan al dramaturgo reprochándole que nuevamente utilizar cierto mecanismo, le proponen mejor contar un anécdota en el Acto que sigue –, le advierten que esa escena la manejarán ellos y no él, volviendo a marcar que por más veraz que parezca, la propia puesta es una mero andamiaje de ficción-, van y vienen de sus personajes a sus personajes y viceversa.

Todos se dan cita en la cancha de básquetbol del gimnasio del Liceo donde Blanco pone su escritorio para comenzar las entrevistas. Pero es mucho más que eso: habrá música (imposible un espectáculo de Sergio Blanco sin atar algunos momentos a una banda de sonido que complemente la escena), filmaciones que se proyectan como espejos refractarios de un teatro que se vuelve cine y que se vuelve nuevamente ficción de la ficción, un vestuario que ayudará a que también puedan aparecer otros personajes secundarios y de esta forma, el juego se multiplica.

El elenco con el que cuenta blanco para esta puesta es nuevamente sobresaliente. Sebastián Serantes es un alter ego perfecto, Tomás Piñeiro (desde el prólogo donde cuenta emocionado como fue convocado a la obra) respira naturalidad en ese adolescente que rompe con los esquemas del tiempo de la obra –porque cuando se desarrolla la acción él ya ha dejado de serlo- y Soledad Frugone tiene  una presencia escénica que se duplica con el personaje de la Dra. Cohen, manejando su voz de forma tal que con sólo un cambio logra modificar al personaje. Capítulo aparte para Andrea Davidovis: es imposible no enamorarse de la fragilidad, la sensibilidad y la emoción con la que armó a su Celia y es además –persona y personaje, por las marcaciones del texto- la que plantea más profundamente el juego de múltiples capas que plantea la obra.

Cada personaje estará ligado a la “TIERRA” de diferentes formas. En todas ellas, Blanco vuelve sobre la muerte, sobre el duelo, el dolor, las pérdidas y sobre los miedos y pararse en la importancia de la propia historia, del recorrido de nuestros ancestros, de la memoria y por sobre todo, de los actos de amor que nos fueron marcando. Esos actos de amor como para Liliana era enseñar… y dejar huella.

TIERRA

Dramaturgia y dirección: Sergio Blanco

Con: Andrea Davidovics, Sebastián Serantes, Soledad Frugone y Tomás Piñeiro

TEATRO GENERAL SAN MARTIN – Avda. Corrientes 1530 – Temporada Limitada hasta el 05/05

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