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Por Marcelo Cafferata

CONVERSACIONES SOBRE EL ODIO

de Vera Fogwill y Diego Martínez

Competencia Oficial Argentina

CONVERSACIONES SOBRE EL ODIO” no pretende escapar de su teatralidad: una obra de cámara para dos personajes que la directora Vera Fogwill adapta de su obra teatral homónima que narra el encuentro de dos mujeres que se han distanciado y que ahora, con el afán de resolver algunas cuentas pendientes y hechos del pasado sobre los cuales se deben una profunda reflexión, se vomitarán algunas verdades, rencores guardados y la posibilidad de decirse todo sin demasiadas concesiones.

El texto de Fogwill es absolutamente visceral, como solía suceder en esas obras de teatro que plantean encuentros en un espacio cerrado, en un momento ideal para dejar las heridas al descubierto y desenterrar vorazmente secretos que deben ser revelados como sucedía en “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” de Albee o en las más recientes “Vigilia de Noche” u “Otoño e Invierno” de Lars Norén.  

El encuentro de estas dos mujeres -inmensas actuaciones de Cecilia Roth y Maricel Álvarez-  se inicia como una esgrima intelectual adentrándose en múltiples referencia al mundo del cine y del arte (como por ejemplo los nombres de los gatos que conviven con Roth que portan todos, apellidos de célebres cineastas), pasando por festivales, productores y agentes de prensa para internarse poco a poco en temas más íntimos y delicados como la maternidad, la amistad, la soledad, la enfermedad más el deterioro que provocan los sucesivos tratamientos, todos en cierta medida, relacionados con la finitud y la muerte.

Fogwill desde su texto y desde la dirección conjunta con el realizador español Diego Martínez logra transmitir desde la puesta en escena y con un gran trabajo de diseño de arte, un ambiente de basura, suciedad y podredumbre, de decadencia y caos que se vincula directamente con ese paso del tiempo y la erosión despiadada que fue sufriendo esta relación que viene ya, desde un pasado, atada a ciertas paradojas como que en el mismo momento que una de ellas ha quedado embarazada, la otra está siendo intervenida con una histerectomía para extraerle el útero.   

Para esas dos mujeres-monstruos (aún con algunos desbordes literarios que se producen en el desarrollo de un texto complejo y extremo) Cecilia Roth y Maricel Álvarez, le ponen el cuerpo rindiéndose al juego del melodrama y componiendo dos personajes que le permiten atravesar por diferentes matices. Roth se luce particularmente en los momentos en que  dispara dardos envenenados plagados de cinismo e ironía y Alvarez en aquellos donde se propone un matiz más introspectivo e intimista.

Ambas explotan en un verdadero duelo de grandes actrices y sobre todo Roth parece dispuesta a salir de su zona de confort con un personaje complemente diferente a sus últimas apariciones en el cine que hacen recordar a aquellos riesgos en plenas épocas almodovarianas, dejándose llevar por la propuesta de Fogwill y Martínez, profunda, arriesgada y voraz.

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