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Por Marcelo Cafferata

LA VIDA A OSCURAS

de Enrique Bellande

Competencia Oficial Argentina

En “Fernando Martín Peña: La proyección del mundo” disfrutábamos de la excelencia con la que este apasionado investigador, historiador de cine y divulgador, desarrolla su tarea docente en la Universidad de La Plata en la cátedra de Historia del Cine II.

Allí jóvenes estudiantes, futuros cineastas, entablaban un diálogo con su maestro, revisitando fragmentos de títulos icónicos en formato fílmico, obras de cineastas desaparecidos en dictadura y otros temas vinculados con este mundo como las películas en VHS, las posturas sobre la piratería o el rescate de las home movies.

Algo de este verdadero festín cinéfilo se retoma y se recupera en este nuevo filme de Bellande (director de “Ciudad de María”, ganadora de la Competencia Argentina en BAFICI, allá por el 2002) que pone particularmente el acento en su tarea de investigador llevando a cabo la  militante preservación de los rollos de fílmico, con un obsesivo cuidado de ese material para placer de algunos cinéfilos que asisten a las proyecciones especiales en pantalla grande en el MALBA, en la sede del ENERC, en centro culturales o teatros como Hasta Trilce.

La oscuridad de la sala, su silueta recortada viendo como la gente disfruta de las películas restauradas, y su ingreso a la sala de proyección como bunker, son algunas de esas geografías donde Peña se siente como pez en el agua y la cámara de Bellande lo registra silenciosamente para mostrar parte del inmenso trabajo que realiza impulsado por su pasión por el cine.

La misma y potente pasión que lo lleva a montar dentro de su propia casa un archivo con una innumerable cantidad de clásicos originales y de cine contemporáneo en todos los formatos previos al soporte digital que, hoy en día, son casi imposibles de conseguir excepto por hallazgos casuales o donaciones de grandes coleccionistas.

Con un dejo de nostalgia y de ritual de despedida (asistimos a la última copia realizada en los laboratorios Cinecolor) Peña exhibe con mucho orgullo su colección de más de 8000 largometrajes, junto a otra gran cantidad de cortos, la que ordena y preserva con la misión de un verdadero guardián que sabe encontrar con precisión a cada uno de sus tesoros.

Bellande logra desde la sencillez, una muy interesante pintura de Fernando Martín Peña, desde su colección de credenciales de los festivales en los que ha participado pasando por latas rotuladas en las estanterías, hasta sus proyecciones privadas en solitario o descubrir que escribe en la computadora literalmente con un solo dedo (dato curioso si los hay). Un cálido retrato que es a la vez homenaje y admiración para un amante del cine que ha traspasado todos los límites de la más pura cinefilia.

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