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Por Marcelo Cafferata

Una de las cosas que asombra es el abordaje tan honesto y directo alrededor de la temática de este documental, donde los propios compañeros del colegio secundario de Anahí Benítez, desnudan sus sentimientos frente a cámara, expresándose sobre el impacto que produjo en ellos y en toda la comunidad, la desaparición de su compañera de curso.

Pero lo que más asombra es la claridad que tiene Luciana Gentinetta, con sus 23 años, para encarar la puesta de este trabajo documental, su opera prima, que se impone por su honestidad y su impactante madurez.

Varias voces irán expresándose sobre este momento tan shockeante y doloroso y, particularmente, una de ellas lo describirá como “un día la tristeza del mundo se nos coló, nos arrebató por detrás y de alguna manera esta es la historia de lo que hicimos con tanta tristeza”. La desaparición de Anahí y la inexplicable actitud de la policía y su inoperancia de no haber podido seguir los rastros y las pistas existentes hasta que el cuerpo fue encontrado, motivó a los diferentes reclamos  marchas para el esclarecimiento de lo sucedido.

Gentinetta a través de los testimonios entreteje una forma dulce de recuerdo y homenaje, mientras que los pasillos de la escuela completamente despoblados, las aulas vacías y el silencio de cada uno de los espacios, hablan de ese momento donde toda la adolescencia se detuvo, maduraron de golpe y ya nada fue lo mismo para ninguno de ellos.

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