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Por Rolando Gallego.

No sabemos si hace algunos años alguien hubiese imaginado que Rudy Ray Moore o cualquiera otra de las estrellas del blacksplotation mereciera una biopic, pero agradecemos que la N roja financiara esta producción encabezada por Eddie Murphy.

Hay dos momentos increíbles en Dolemite is my name de Craig Brewer, uno tiene que ver con la magia del cine, y el otro con la creatividad a la hora de emprender y tomar decisiones.

Tras haber triunfado en la Industria musical, con sus chistes elevados de tonos, irreverentes, Rudy quiere alcanzar el éxito en el mundo del cine. Entiende que el largo proceso que tuvo que realizar para llegar al lugar en el que se encuentra, podría ser simplificado con una película.

Por ahí una compañera le dice algo como “el cine es eterno”, y él comprende eso y a fuerza de promesas y timos termina por producir una película de nicho que supo recaudar más de 10 millones de dólares de esa época.

En el rodaje, a punto de grabar la primera toma no hay energía eléctrica. Invita a sus asistentes a que se “cuelguen” de la red de energía. Lo hacen, suena “La vida en rosa”, la cámara baila en el estudio.  Todo se potencia.

La otra escena es hacia el final, con un exultante Rudy en su rol de Dolemite, insultando, positivamente, a sus futuras audiencias, pidiéndoles paciencia, que pronto verán su película.

Cuando Dolemite is my name profundiza en cuestiones ligadas al cine y la tarea de hacerlo, sus premisas se refuerzan, con un Eddie Murphy sólido, que reconstruye al Rudy original sin perder su esencia.

Cuando se vuelve reiterativa con algunos gags o con la mirada benevolente, la fuerza de la historia termina por debilitarse, socavando hacia el tercer acto, en el camino del héroe que propuso.

Así y todo, esta entretenida historia, merecía ser contada, y con la recuperación de Murphy como este antihéroe, la moraleja, se cae, pero se gana en ironía y en profundo amor al cine. Atentos a Wesley Snipes, Keegan Michael Key, Da’Vine Joy Randolph, Craig Robinson y Tituss Burguess, enormes compañeros.

POR QUE SI:

«Cuando Dolemite is my name profundiza en cuestiones ligadas al cine y la tarea de hacerlo, sus premisas se refuerzan, con un Eddie Murphy sólido, que reconstruye al Rudy original sin perder su esencia»

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