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Por Rolando Gallego.

En “Días de Navidad”, de Pau Freixas (Pulseras Rojas), cuatro hermanas a lo largo de diferentes etapas de su vida, esconden secretos y verdades a medias, con el escenario de la celebración de Navidad en una casa alejada de la ciudad.

No es frecuente que la televisión reúna a tantas estrellas cinematográficas en su reparto, y menos que menos, que sean mujeres las protagonistas. Ángela Molina, Charo López, Victoria Abril y Verónica Forqué, por un lado, más Nerea Barros, Elena Anaya, Verónica Echegui y Anna Moliner, y un equipo de jóvenes talentos para interpretar la primera etapa de estas hermanas, deslumbran en una propuesta que retoma el melodrama y el culebrón, mixandolo con una fábula sin moraleja sobre los vínculos.

Freixas apuesta a todo al imaginar un relato episódico con la Navidad como fondo, para hablar de cuestiones como misoginia, mandatos, salida del clóset, dentro de un linaje familiar que hace de la mentira una forma de vida.

Hace algunos años en uno de los especiales que Alejandro Doria dirigió para TELEFE, una casta de mujeres, con China Zorrilla a la cabeza, se la pasaban escribiendo cartas de personas que ya habían pasado a mejor vida por el sólo hecho de contentarla.

En “Días de Navidad”, producción de tres episodios que puede verse en Netflix, cuatro hermanas se suceden en la vida a partir de la ídilica idea de familia y celebración que sus padres les han impuesto. Y si bien hay algunas que toman al pie de la letra esto, otras prefieren escapar del seno familiar para evitar intoxicarse hasta sus últimos días con las mentiras que cada una de ellas guarda.

Muertes, engaños, traiciones, dosificadas a lo largo de los capítulos, filmados con una belleza única y con un sentido del género al que pertenece que sorprende, no ya por sus estereotipos y lugares comunes, sino por, principalmente, su capacidad de reinventar el cuento navideño desde la tragedia y el drama.

“En esta casa nunca decimos la verdad”, dice Valentina (Barros), “recordarán todo lo que hemos vivido de manera diferente”, indica María (Echegui), “a esta familia la han construido alrededor de mierdas y mentiras”, suma Valentina en otra escena, y eso puede resumir a la perfección el laberinto que propone “Días de Navidad”.

Pero tal vez la frase que mejor resuma todo es aquella que dice María adulta (Abril), indicando que la Navidad para ellas era perfecta porque su padre “quería crear un mundo ideal”, el que, al salir al mundo, obviamente, se desmoronó.

“Días de Navidad” se disfruta de principio a fin, con ese placer de género inexplicable, que aún sabiendo todo, se espera que la próxima revelación abra un nuevo giro en la progresión dramática.

Los hombres desdibujados, sólo algunos como objetos de deseo, y otros como la sujeción de las pasiones, en un relato que reivindica a la mujer y sus decisiones, aun a pesar que no todas las tomen de inmediato.

Un relato que tiene mucho de «Mujercitas», de «Los puentes de Madison», de Bronte y de Dickens, para reflexionar sobre los vínculos, sobre la familia, sobre la sexualidad, sobre la vida, que pasa delante de cada Navidad, y se transforma.

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