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Por Marcelo Cafferata

En las playas de La Pedrera, un grupo de personajes transita el amor, la soledad, el desamor, algunos secretos escondidos y deberán enfrentar un tiempo de cambios –cada uno con su momento particular de transición-  en esta historia coral con la que Vanina Spataro, productora y asistente de dirección, debuta en la dirección con su ópera prima “NAUFRAGIOS”.

Maite (Sofía Palomino) viene de Buenos Aires, después de haber sufrido una decepción amorosa que parece no haber podido superar y se instala en la casa de su tía, en esas playas solitarias y se va conectando con algunos lugareños. El guion de Spataro junto a Daniel García Molt irá desplegando poco a poco las historias de cada uno de ellos, todas atravesadas por cuestiones amorosas que cada personaje deberá transitar en búsqueda de sus propios deseos.

Allí están las historias de un pintor bohemio y su amante (Alfonso Tort y Romina Peluffo), una médica retirada que vive sus 50 –o más- sin ningún tipo de tapujos, en ese pueblo solitario frente al mar que le brinda tanta libertad como ella puede tomar (un impresionante trabajo de Maiamar Abrodos, realmente hipnótica en la pantalla) y el guardavida de la playa que intentará tomar contacto con Maite apenas ha llegado al pueblo (Lautaro Bettoni, a quien vimos en el BAFICI en “Los amantes astronautas”). A este grupo se sumará un marinero que aparece misteriosamente en la playa como si lo hubiese traído el mar (Mateo Chiarino), que con su sola aparición sumado al misterio de su procedencia, dinamiza al grupo, lo moviliza y plantea nuevos interrogantes amorosos en el grupo.

NAUFRAGIOS” va recorriendo las historias de los personajes y con un tono calmo e intimista, aborda temas muy profundos como la soledad, el aislamiento, las marcas que fueron dejando las historias amorosas en nuestras vidas, el desamparo y la necesidad de afecto. No sólo la aparición de este marinero que es un enigma sino también la muerte de uno de los personajes secundarios, traerán diferentes replanteos en los personajes y cambiarán el sentido de la historia personal de algunos de ellos.

De todas las historias, sobresale por la potencia interpretativa de Abrodos y su personalidad arrolladora, la de esta médica tan segura de sí misma cuyo micromundo entra en peligro cuando comienza a vincularse con este marinero del que no se conoce ni su nombre y que plantea ciertos temas de violencia de género, conflictos con el alcohol y ciertos abusos, a los que ella intentará responder y acomodar para sostener esos momentos que la hacen sentir feliz dentro de la relación. Al gran trabajo que ya fuera mencionado de Maiamar Abrodos se suma un siempre correcto Alfonso Tort (con una hermosa química y mucha dulzura en las escenas con Romina Peluffo), Chiarino impone su presencia en ese marinero enigmático, sexual y violento y Sofía Palomino lleva adelante un gran personaje protagónico que marca, en cierto modo, el pulso de la historia.

Spataro maneja con firmeza este elenco de grandes actrices y actores con composiciones frescas y auténticas, que suman a este tono coral e íntimo que plantea “NAUFRAGIOS” con esos vínculos de amistad y amor en un lugar tan desolado en donde aparece, indudablemente, ese encuentro de almas.

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