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Por Rolando Gallego.

Lautaro Delgado no para, al reciente estreno de «Respira», de Gabriel Grieco, el reestreno de su obra «El Corazón del Mundo», de Santiago Loza, en el Espacio Callejón los sábados 22.30, vuelve a las pantallas con una sólida y potente actuación en «La sombra del gallo» debut en la ficción de Nicolás Herzog.

¿Qué te atrajo de La sombra del gallo?

Lo que más me atrajo del proyecto fue su forma de escritura. Me encontré con un guión muy riguroso donde se sigue a un personaje y se lo pone debajo de una lupa. Donde se revelan las microcontradicciones de un sujeto. Donde lo más importante es lo que no devela pero que late por debajo de la escena. Una bomba a punto de detonar. Aquel hombre, aquel pasado que está siempre presente, aquellas muertes, aquella cultura. Patriarcal. Asesina. La posibilidad de una falla en ese sistema creado para secuestrar y explotar mujeres. La inesperada culpa. Asechando implacable y posible. Explotando y restaurando otro posible orden. Haciendo justicia. Al fin.

¿Fue complicado componer al personaje?

El guión no lo permite de por sí. Se corre de los lugares comunes. En ese sentido ya había trabajo allanado para mí.

¿Te «inspiraste» en algo para componer este personaje tan perdido?

Leí el libro “Chicas muertas” de Selva Almada, también notas policiales. Algunas entrevistas. Estudié bastante hace tiempo la psicología de un esquizofrénico. No es nada agradable tener alucinaciones. No es poético ni pintoresco. Es aterrador. Pero sobre todo echaron luz sobre los comportamientos los ensayos con Claudio, con Rita, con Diego Detona, Alian y Diego Alonso. Y Nicolás que no te deja pasar una. Fue un gran director de actores. Con Fernando Lorenzale, el DF, persiguiendo la micro rostreidad, la topografía emocional de los rostros. Es una película que quiero mucho y que no voy a olvidar nunca haberla hecho porque al igual que los tatuajes de mi personaje, que le imprimen en su cuerpo más que adornos, mandátos, me marcó para siempre.

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