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Por Marcelo Cafferata

Ellos son Mónica (Mónica García) y Colate (Gonzalo Cunill): una pareja de artistas que en ese viaje interior intentarán recuperar los fragmentos de una pareja que parece haber pasado por varias crisis. Este viaje significa para ellos la posibilidad de mostrar su arte a través de tierras andinas, completamente alejadas de lo que podría ser un público tradicional, pero al mismo tiempo se abre como posibilidad para reconstruir ese vínculo que, en apariencia se encuentra desgastado llevando más de veinticinco años juntos.

Van pueblo por pueblo, como artistas trashumantes ofreciendo su arte y generando diferentes reacciones en cada una de las localidades donde los reciben. Su última creación es una mezcla de danza contemporánea, teatro y biodrama, expresando todo lo que les está sucediendo a través de sus coreografías y la puesta en escena.

Meritxell Colell, de quien hace poco vimos “Transoceánicas” se zambulle en el relato personal mezclando realidad y ficción de forma tal que resultan indivisibles y tiene una gran plasticidad para ir mezclando las distintas texturas que propone la historia. El encuentro con las realidades que viven en esos pueblos alejados del mundanal ruido en el Norte Argentino, las giras propias de los artistas, un viaje de reencuentro de almas y las expresión de su arte que los atraviesa en todo momento, además de ir reconstruyendo la propia relación de pareja entre anécdotas, historias, momentos vividos e ir recuperando de esta manera los retazos de intimidad que todavía pueden compartir y recomponer.

Para quienes no han visto su ópera prima “Con el viento” de 2018, el personaje de Mónica que en aquel momento volvía a su pueblo y se reencontraba con sus distintos lazos familiares, ahora enfoca netamente a su mundo interno y al vínculo de pareja como suerte de diálogo con este filme anterior, pero que no es indispensable para poder entender la propuesta de “DUO” completamente nueva, aunque ligada a este trabajo anterior de Colell.

Si bien las historias de pareja ya han sido contadas de múltiples maneras, en esta nueva exploración Colell propone una puesta en escena atractiva mezclando la danza, la actuación y el lenguaje audiovisual, logran escenas de gran impacto visual con siluetas bailando en la oscuridad con la luz jugando junto con ellos, desplegando también una gran sensualidad a través de los movimientos y la pasión que los atraviesa tanto por el fuego sagrado de la danza y el arte como por el sentimiento de pareja que lo sigue uniendo fuertemente.

Esta dualidad que se presenta desde el título es trabajada en “DUO”  en las diferentes capas posibles: como dueto artístico, como pareja, como los universos femenino – masculino que se chocan y se complementan, lo social y lo individual, lo colectivo y lo personal, la intimidad y el rechazo, la comunión de la pareja y las fracturas por las que atraviesan.

Meritxell Colell es una cineasta que explora un lenguaje diferente al de las palabras. Habla a través de sus imágenes y se nutre de otros elementos menos convencionales para ir construyendo esta historia de encuentros y desencuentros y de distancias y acercamientos emocionales. Demuestra, una vez más, que el lenguaje cinematográfico puede nutrirse de muchísimas cosas más que las palabras y pone el acento en los cuerpos, en las miradas, en lo no dicho, en la potencia de los sentidos.

Nuevamente con “DUO”, Colell apuesta a salir de lo convencional  y logra una obra inquietante y diferente.

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