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Por Rolando Gallego

Los padres terribles, de Jean Cocteau, bajo  versión y dirección de Daniel Veronese, sube al escenario de Caras y Caretas (Buenos Aires) con un elenco encabezado por Luis Ziembrowski, Ana Katz, Sofía Gala Castiglione, Maz Suen y Ana Garibaldi. Justamente con ésta última hablamos sobre su personaje, carrera, orígenes, y mucho más.

-¿Cuándo supiste que querías ser actriz?

-No sé si tengo el momento exacto, pero sí la época. Fue en la adolescencia, yo en esa época tuve un novio varios años, desde los 15 hasta los 18, su papá era escritor, un poeta paraguayo, bastante importante, él se llamaba Elvio Romero, que ya falleció, y nos impulsaba a que fuéramos a ver espectáculos. Mi novio en ese momento, su hijo Ariel, tocaba el piano, de hecho ahora es músico, entonces estábamos muy empapados, nos leía cosas, íbamos a exposiciones.

-Muy de la bohemia de la cultural todo…

-Exacto, porque en mi familia, mi papá era un gran lector, pero no eran tan allegados, era gente que le gustaba mucho, pero que no se dedicaba. En este caso sí, nos metimos en Labardén en la adolescencia. Y bueno, ahí tenés varias materias y entre ellas teatro. Y a mí me gustó, me empezó a gustar. Y después, ya estando creo que en quinto año, empecé a estudiar en La manzana de las luces y ahí ya me dió que querría hacer esto, pero claro, me parecía como que era imposible, ¿viste? como una fantasía, pero bueno, nada, se hizo.

-Y ahí empezaste, primero fue teatro, después apareció la tele, después mezclaste teatro, televisión, ¿cómo fue un poco ese camino?

-Arranqué por el teatro, estudiando en general. Digo, puede pasar que no, que tal vez hagas un programa de tele o en una peli y a partir de ahí otras cosas distintas, pero en mi caso no. Yo arranqué ahí estudiando en donde te digo, después intenté entrar al Conservatorio, lo logré, no lo terminé, hice hasta cuarto año, en esa época eran cuatro años, y después dejé y después empecé a estudiar en forma privada, y ahí ya empecé a armar un grupo de pertenencia y bueno y empecé a hacer ya obras. Después apareció la tele, así en algunos episodios, como decimos nosotros bolos, y con más contundencia un poco en Trátame Bien y después en El Marginal.

-Yo me acuerdo en Tratame Bien que era maravilloso tu ingreso…

-Era hermoso el personaje, era muy lindo el programa, y entré así también por un bolo se fue extendiendo y lo mismo me pasó con El Marginal pero bueno a mayor escala no porque viste es como otra época ahora está todo más globalizado entonces nada es como tiene más difusión no sé qué pasa pero hay muchísima más difusión y además fue tratando bien fue una temporada si no me equivoco y esto fueron cinco temporadas entonces también llegué para hacer un día y nada y el personaje fue creciendo y se quedó.

-Ahora estás con este clásico que acá afortunadamente ya se ha hecho en varias oportunidades y ustedes lograron de la mano de Veronese darle como una vuelta, contame un poco ¿cómo llegas al proyecto y qué es lo que más te gusta de tu personaje?

-Mira, al proyecto llegué directamente por Daniel porque yo con Daniel ya trabajé varias veces, ya me conocía, de hecho nos fuimos de gira muchas. Lo mismo con Luis. Así que empezamos a ensayar, y bueno el personaje de Leo, a mí me encanta ser Leo, que te puedo decir, no sé si voy a ser muy subjetiva, Leo es muy intrigante para mí y creo que para todos en un momento decíamos, bueno, la madre hace las cosas que hace por esto, esto y esto, decíamos, el padre hace las cosas, teníamos claro por qué hacían las cosas cada vez, cuáles eran los objetivos de los personajes y por qué hacían lo que hacían, y el lío, viste, es muy raro. Me parece que me encanta esta idea de esta mujer solterona que lo que quiere es nada, amar a alguien, no es correspondida.  Actuar el amor no correspondido es súper placentero hacerlo, porque todos pasamos por ese lugar en algún momento y conocemos de qué se trata y además estas formas de amar que te hace replantear un poco cómo uno ama también, ocómo fue amado o cómo es amado. Es una obra que invita a mí, por lo menos, actuándola, no sé qué me pasaría siendo espectadora, pero a veces cuando veía las escenas de mis compañeros en los ensayos, me pasaba eso, viste, de reflexionar un poco qué cosas uno hace diciendo las lindas palabras del amor, entre comillas, y en realidad son puro egoísmo, o nada, como que te llevan a un lugar horrible, digamos, y creo que Leo tiene, empieza la obra, viste, como parece que es una persona, entre comillas, todo normal, o que tiene ciertos pensamientos coherentes, y de golpe desata una locura, o sea, supera la locura del resto, entonces un momento y eso es muy lindo de actuar, por lo menos a mí me parece súper fascinante.

-Hay algo de la apuesta que es muy lindo también que tiene que ver con  con lo natural que se muestra esa cotidianidad entre ellos. En otras puestas habían apostado por ahí a la exageración con el vestuario. Acá es todo como muy natural y que me parece que eso también la hace más verosímil, más allá de que la obra tiene esta reflexión sobre el amor…

-A Dani le gusta trabajar esto todo “con la verdad”, y con la verdad que uno como actor o como humano tiene, porque primero uno es un ser humano, pero como actor o como actriz lleva al momento del ensayo. A él le interesa contar cosas en donde la gente pueda identificarse o reflexionar, pero no a priori, sino como que le va empezando a pasar mientras estamos ensayando, viste, como que empiezan a pasar cosas y él dice, ah, esto es buenísimo, porque a él le empieza a pasar algo como persona mirando, digamos. Y creo que él tiene ganas de transmitir eso y creo que la forma que encuentra es tratando de encontrar la cosa menos teatrosa, que hay veces que eso se necesita en el teatro, pero en estos casos, para lo que Dani quiere transmitir, me parece que es una decisión bárbara esto de que todo sea bastante ascético, hemos hecho, en realidad él busca mucho esas obras, hemos hecho obras con el vestuario de la calle y entrábamos, tomábamos un café antes de la función y cada uno venía como quería. Creo que había un solo color prohibido que él decía porque no le gustaba, no sé qué pasaba con ese color, creo que era el verde, no sé qué pasaba con eso, pero después podía decir como quería. Entonces había algo del vestuario, no por desmerecer el laburo del vestuario, sino por algo de

-Elección…

-Exactamente, y lo mismo en la escenografía,  acá la hizo Rodrigo González Carrillo, que entendía también lo que quería Daniel, como algo en donde no se necesite más que lo que se necesita, algo donde sentarse, algo donde acomodarse, y no sé, una alfombrita que acomodar en algún momento. Que no haya de más. Él busca la cosa verdadera siempre entre comillas, porque uno está actuando pero buscar como esas sensaciones que uno tiene emocionales para poder transmitir. A él no le interesa que un actor haga que llore, no lloras no llores, pero no le interesa hacer como que, quiere que suceda algo ahí.

-Ahora estás con esta obra, recientemente se estrenó también La Sudestada, donde tenés una participación, ¿cómo sigue el año de trabajo?

-Mira, por ahora estamos con la obra, acabamos de arrancar, y yo aspiro a que esto siga porque está yendo muy bien, por suerte, tenemos buenas críticas o buenas, hay un boca a boca de algo que está pasando y se está llenando, así que está buenísimo. Y recién arrancamos, así que yo quiero disfrutar de esto, estoy dando clases, yo doy clases en El Rojas, no sé si armaré algún grupo privado si me da los tiempos, pero por ahora esto y si por supuesto sale algo de tele y lo puedo meter, lo meteré, que seguramente sí, porque en general viernes a la noche o domingo a la noche no se graba.

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