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Por Rolando Gallego

Lazos de Familia, la nueva propuesta del realizador Ken Loach, marca su regreso a las pantallas con una historia que desnuda cómo el neoliberalismo, en pos del progreso, arrasa con la clase trabajadora.

Sin convertirse en un panfleto, y fiel a su ideología, su inteligente guion desarrolla el relato a partir de premisas concretas, basadas en la falsa idea de libertad que determinadas actividades laborales han inculcado en sus trabajadores.

“Nosotros no te contratamos, trabajas con nosotros”, le dicen a Ricky (Kris Hitchen) en una de las primeras escenas, antes de aceptar ser parte de una multinacional que realiza delivery de paquetes. “Es lo que siempre esperé”, responde ante esa afirmación, para luego comenzar un derrotero imparable de jornadas de 14 horas los siete días a la semana, al igual que su mujer (Debbie Honeywood), una cuidadora de personas enfermas, que sale de su casa muy temprano para llegar a horas inciertas.

Y mientras ambos buscan un futuro mejor para la familia, sus hijos hacen lo que pueden, esperando un abrazo reconfortante ante días de soledad y tristeza. Lazos de Familia, una vez más, y fiel a la firma autoral de Loach, quien supo rubricar cada una de sus películas con dosis de realismo único,  desnuda las miserias más ocultas de un sistema capitalista atroz, que atropella y vulnera a sus miembros, sin importarles nada más que el beneficio económico, y en donde familias enteras postergan sus sueños en pos de algo que nunca llega.

POR QUE SI:

«Desnuda las miserias más ocultas de un sistema capitalista atroz, que atropella y vulnera a sus miembros»

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