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Por Rolando Gallego.

El actor estrena película y serie, “Muralla”, rodada en Bolivia y “Atrapa a un ladrón”, filmada aquí y en España. Habla de ambas en esta entrevista exclusiva.

¿Cómo llegas a “Muralla”, de Rodrigo “Gory” Patiño?

Me llegó de un whatsapp directamente a mi celular de Leonel Fransezze, está radicado hace tiempo en Bolivia, y él con Claudia Gaensel tiene una productora audiovisual llamada Macondo. No tenía en mi esquema laboral Bolivia, y Muralla es parte de una serie que se llama La Entrega, me llega la propuesta, tenía ofrecimientos, compromisos, y un proyecto se cayó y me dejó de cara poder participar en ella, mi trabajo era de una semana. Fuimos, era un grupo muy comprometido y entusiasmado, privado, porque si bien ahora hay una Ley de cine, en ese momento no. Me encontré con una temática, que de un par de años para acá, entendí que mi rol de actor se multiplica cuando la temática de los proyectos es social, y acá, con la trata de personas, es así, en donde Europa se transforma en el receptor de la cadena y entendí que no podía no ser parte.

El personaje es detestable, hace su oficio con simpleza, me gustó cómo estaba desarrollado, sin dramatismo en el rol, ejecuta con sus secuaces, con quien tiene una amistad, es el médico que recibe los “bultos”, lanza diagnósticos, ve quién sirve y quién no sirve y de ahí lo dispara a las latitudes. El personaje es detestable, es un villano, pero no por impostación de voz o mirada torva.

Es más perturbador…

Claro, es el que está en el supermercado comprando al lado tuyo, quieren a su desendencia. Me encontré además con actores increíbles, si bien uno puede intuir que no había un desarrollo audiovisual en Bolivia, pero es todo lo contrario, demostrando que quien se enamora de la actividad, llegas rápido a los estándares, muy alto, porque hay mucho de amor y talento puesto.

Ayuda también el talento y ganas del que llega…

Cuando uno ve historias contadas por otras gentes, esas personas van a contar historias nuevas, atravesadas por tamices personales. En Muralla vas a ver cosas de género, con inicio, nudo y desenlace, es amarga, pero la forma en que la vez te facilita transitarla, y eso es patrimonio de Gory, con una mirada desarrollista del cuento, sin despegarse del género, con una propuesta que sorprende. Muralla es una maravillosa noticia, eleva la vara y compromete para que en el futuro no pare nunca, y que la región se integre y que nos llame a participar en proyectos, alejados de la mirada europeísta.

¿Por qué crees que el folklore aquí no se utiliza como algo autóctono?

Creo que la cinematografía argentina tomó un camino adverso en determinado momento, que es cuando se instalaba más la industria de Hollywood en los géneros, y en la instalación de esos tópicos que impulsaban la atracción del relato para los espectadores, aquí se buscó ir por el surrealismo, la antitrama, ir en contra, le adosó cosas, experiencia atractiva y enriquecedora, para darnos cuenta que las estructuras vienen de la época de Homero, la tragedia, y nos sirvió para entender que hay que acercarse más a eso. Por ahora no hay manera de entrelazar eso con nuestra cultura, evitando caer en el costumbrismo, y a veces por el deseo de no caer en él se peina de un montón de variables que son importantes para generar esa identidad. Vamos por el camino, hay realizadores como Adrián Caetano, que trasunta esto, lo veo en Szifrón, que podría ser el estructurador de conceptos más americanos, pero lo hace también.

Muschietti va a USA y mete el mate en IT…

En él se ve una alta identidad argentina, me encanta eso de un argentino suelto en Los Ángeles, cuando los cineastas hacen la experiencia allá es muy bueno, es adquirir identidad para luego trasladarla, sin ir más lejos, Juan José Campanella, más allá de estar en las antípodas de pensamiento, ha logrado estructurar y trasladar características de realización y escritura sin perder esa identidad argentina también. Son admirables y necesarios, nos traen una metodología que si no la traen ellos es imposible. Uno puede empezar a entender cómo generar identidad sin correrse, mezclándose, haciendo coproducciones, la mejor manera es juntarnos, y contar con leyes que nos pongan a competir o nos acerquen, hay que revisar mucho en ese punto.

Hoy en día la televisión y el cine no tienen costuras entre sí, se sirven de ambas, el avance de los norteamericanos fue hacer series que son 10 peliculitas. Atrapa un ladrón es un ejemplo, pero son pocas, tres o cuatro, eso no sirve para impulsar industria, uno no puede pensar sólo en el mercado, cuando invertís es para afuera, si invertís directamente a la cantidad de espectadores de acá, no podés, porque si no cuando vas a una feria internacional de televisión te quedás atrás. España post Franco generaron un fogueo y un nivel de leyes que hoy les permite hacer series y películas increíbles. Tienen que estar las leyes, y después van a venir a filmar, fíjate que las coproducciones con España no están, y hay todo un historial. Las leyes van a permitirnos ponernos al día y a tiro con las leyes.

Cuando te toca actuar, por ejemplo, cómo llevas la identidad local?

Eso está puesto en el libro, el autor genera la identidad en historia, y después se pone en detalles, como puede ser el mate, cómo se mete la identidad en cuestiones y mecanismos, con más talento, impactan más, con menos talento, menos, pero siempre desde el guion. Una de las grandes materias es empezar a escribir historias involucrando lo nuestro. El actor es un eslabón pequeño dentro de una estructura grupal, el trabajo es colectivo, no es una construcción individual. El actor puede aportar en la medida que se lo deje, pero para mí la identidad debe ser impulsada desde la industria.

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