Por Rolando Gallego
Una mujer se va de su casa. Deja a su familia. Sus hijos. Su marido. Sus pertenencias. Emprende un viaje hacia quién sabe dónde. El espectador también, porque “Abrázame Fuerte”, de Mathieu Amalric, es justamente una intensa travesía hacia el doloroso trance que Clarisse (Vicky Krieps) intenta superar.
Pero ¿cuál es ese doloroso trance que intenta superar? ¿Una separación? ¿Un duelo? ¿Todo eso? Desnundando en cuerpo y alma a Clarisse, una estructura de edición sincopada, sin lógica, o sí, con elementos del pasado y presente de sus personajes, y la decisión de hilvanar con diálogos entre roles que ni siquiera comparten el mismo espacio temporal, hacen que “Abrázame Fuerte” pueda, de alguna manera, reinventar un género que tiene que ver con la construcción del duelo como posible impulso narrativo.
Una mujer deseante en medio de una gran depresión, animándose a desnudar desconocidos, brindar con gente que no siquiera conoce o bailar en una primera cita como espíritu de delineamiento de aquello que luego determinará el devenir del relato.
Y hay algo más interesante aún en la película, que tiene que ver con aquellos que Clarisse dejó atrás, o la dejaron, imaginando cuáles podrían ser sus sentimientos, dolores, anhelos, deseos, posibilidades de futuro, incierto, por cierto.
“Abrázame Fuerte” es una de esas grandes películas que instantáneamente hipnotizan al espectador, valiéndose del carisma y talento de Krieps, que ofrece una potente y valiosa interpretación, necesaria para avanzar en la historia sin dejar de lado la mirada y acompañando a la protagonista en su viaje.
«Abrázame Fuerte», disponible en MUBI