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Por Rolando Gallego

Anima-My father’s dresses, de Uli Decker, se presenta en 10 FIDBA, el festival de cine de lo real que hasta el 4 de Diciembre se desarrolla en diferentes sedes de la Ciudad de Buenos Aires. Por acá un diálogo exclusivo.

¿Cuándo supiste que querías contar tu historia en una película?

En el momento que mi madre nos contó el secreto de nuestro padre a mi hermana y a mí, mientras él estaba inconsciente en la cama del hospital, me sentí como un personaje en una película de Pedro Almodóvar. Eran demasiados elementos trágicos que se estaban juntando en la dramaturgia de nuestras vidas en ese momento y eso tal vez fue mi forma de no volverme loca y distanciarme un poco de los hechos, pensando en una ficción. A partir de ese momento pensé que nuestra historia debería ser contada, porque tenía todo lo que una buena película necesita. Pero pensé en contarla como una ficción, porque nunca quería exponer a mi padre, a mi familia y a mí de forma demasiado obvia. Como conocía muy pocos documentales sobre familias que me gustaron y que no me resultaron demasiado pesados e intrusas, no tuve muchas referencias para orientarme. Tuve que inventar un nuevo formato híbrido que para mí es una mezcla entre elementos de documental y de ficción con una buena porción de humor aunque eso no hace desaparecer los hechos trágicos.

Tras la revelación que dispara la película, el film podría haber transitado varios caminos posibles, pero elegís cruzar animación, humor, ¿cuándo supiste que esto iba a ser así?

Una de mis ideas iniciales fue hacer una película autobiográfica de animación tomando como ejemplo ‘Persepolis’ de Marjane Satrapi – pero no tuve 3 millones de Euros para hacer una película semejante. Nuestro presupuesto sólo permitió 10 minutos de animación – y estas se tuvieron que elegir deliberadamente.  Las dos premisas que para mí fueron absolutamente indiscutibles eran el humor y la fantasía. Yo nunca quería hacer una película deprimente sobre un tema trágico, pero quería encontrar también lo cómico en nuestra historia. Principalmente el personaje de Uli – que me representa a mí durante mi niñez y adolescencia – lo quería tratar con una cierta auto-ironía para no caer en un tono lleno de autocompasión y exhibicionismo.

Como hice la película no sólo para un público queer pero también para un público conservador que normalmente tendría problemas con el tema de la película, elegí el humor como regalo que el espectador recibe para después estar más dispuesto para adentrarse en el lado más oscuro de la historia – como un dulce que le das a un niño antes de la vacuna. Y finalmente para mí, identidad en gran parte tiene mucho que ver con ficción, con las historias que nos contamos sobre nosotros y sobre el mundo y eso tambien se tuvo que reflejar en la forma de la película.

¿Qué tan difícil sigue siendo salir de los lugares establecidos por la sociedad en Alemania?

En los últimos 20 años la sociedad alemana avanzó bastante y se abrió a la idea de que hay diferentes formas de vivir relaciones amorosas y diferentes identidades. Aún así todavía no llegamos a un punto donde cualquier forma de amar o de identificarse es considerada normal. Y la mayoría de la gente queer todavía se ve obligada a irse a vivir en las grandes ciudades. Fuera de estas existen todavía muchos prejuicios. Pero cuando presenté la película en mi pueblo me di cuenta que mucha gente a los que yo consideraba completamente conservadores y cerrados, recibieron la película con mucho entusiasmo. Algo está cambiando. Al mismo tiempo hay corrientes de derecha que quieren volver a una sociedad patriarcal como en los años 50. Y cuando vemos el movimiento en nuestro país vecino Polonia y también en Hungría donde los derechos de personas LGBT y de mujeres son reducidos constantemente, tenemos ser vigilantes para que el avance hacia una sociedad más diversa y humana no se pierda.

¿Sensaciones de venir a Argentina con la película y participar del FIDBA?

Estoy inmensamente agradecida de poder presentar ANIMA aqui en Argentina. Yo siempre tuve la impresión de que ANIMA puede hablar a mucha gente, principalmente en países de influencia católica y mi sueño ha siempre sido de presentarla en America Latina. Hace dos semanas la película se estrenó en el Festival Mix Brasil en São Paulo y fue recibido con gran entusiasmo por el público brasileño. Como no estaba segura si el lenguaje que usamos – tanto visual como literal – llega a un público fuera de Alemania, ver la reacción del público en Brasil me hizo muy feliz. Espero que los espectadores del FIDBA también puedan conectar con la película y espero que el público se deje llevar a este viaje emocional, esa aventura que es ANIMA.

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