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Por Rolando Gallego

José Cicala es un creador. Pueden gustar más o menos sus producciones, pero, en realidad, lo que se destaca en cada una de sus películas es su notable imaginación y capacidad de crear universos.

En Lennons, su nueva propuesta, protagonizada por un luminoso y explosivo Gastón Pauls, seguiremos de cerca un relato en el que John Lennon está presente a partir de una anécdota real en la que un reconocido productor televisivo local, en pleno ascenso de The Beatles, contrató a un doble para una presentación creyendo que era el real artista oriundo de Liverpool.

Me contaba Cicala en una entrevista, que el disparador de Lennons, también fue su profundo pesar acerca de la muerte del artista, asesinado en 1980 por un fanático, que arrebató la posibilidad de continuar teniendo a uno de los artistas mas importantes creando melodías infinitas como las que generó y creo en sus 40 años.

Entre esas dos ideas, una contratación errónea y la ausencia de la voz y canciones de un grande, sirvieron para construir este relato en el que el absurdo y la originalidad son dos de los motores para que la sorpresa, además, sea uno de los principales motivos para acompañar el relato.

Mientras Canelón (Pauls), un representante de artistas de segunda categoría (y tercera también) sigue adelante en sus negociados (muy a lo Paquita Salas), Cicala explora la comedia con solvencia y dinamismo, ayudando a ese personaje con la aparición de una fauna increíble que generarán un mecanismo efectivo.

El acuerdo en cuestión es la presentación en el país de John Lennon, que además puede llegar para salvar, de alguna manera, un orfanato en peligro, en donde él pasó su infancia y pudo salir gracias al cariño de su madrina (Betiana Blum) y un misterioso caballero.

Las desventuras de este antihéroe, que además deberá lidiar con el “villano” de turno (Luciano Cáceres) y su secuaz (Pachu Peña), terminan por consolidar una narración distinta, con mucho vuelo e imaginación, que se sirve del absurdo y el humor para hablar de temas importantes y reflexionar, por ejemplo, sobre la adopción, la solidaridad, el trabajo en equipo, el amor y, por supuesto, el ADN argento.

Lennons es fresca y divertida, original y distinta, y este crítico celebra su llegada, en tiempos en donde el cine no arriesga y mucho menos se anima a jugar con géneros como se hace en otros países (hay algo del cine que protagonizaban Mike Myers, Dana Carvey y Jim Carrey) y que sirven, además, para que Gastón Pauls demuestre, una vez más, su gran capacidad para la comedia. Atención a Luis Machín también, que se entrega al juego de la propuesta y también brilla y sorprende.

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