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Por Luis Kramer

La 38ava edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata comenzó muy arriba con la presencia del candidato a Presidente y actual Ministro de economía Sergio Massa, quien prometió financiar el cine argentino si es electo el próximo 19 de Noviembre. Fue música para los oídos del auditorio, que coreaba de manera entusiasta su nombre.

Como broche de oro se proyectó la copia remasterizada del clásico film de 1962 “Hombre de la Esquina Rosada”, de René Mugica y basada en el clásico cuento de Borges, que reúne a un elenco de lujo: Francisco Petrone, Susana Campos, Walter Vidarte, Berta Ortegosa y Jacinto Herrera.

Es de destacar la cautivante fotografía en blanco y negro de Alberto Etchebehere, y la puesta de cámara de avanzada que da cuenta de un cine argentino pujante que resulta digno revisitar.

El día siguiente marcó la presentación de la Competencia Internacional con Elena Sabe, el nuevo vehículo con el que la plataforma de Netflix y Haddock Films han financiado la traslación de la novela de Claudia Piñeiro a cargo de Anahí Berneri.

El film representa una apuesta fuerte para la plataforma y tal vez, en términos cinematográficos, una iniciativa no del todo lograda para quien supo embelesar audiencias con su anterior film Alanis.

El trabajo de Mercedes Morán, muy logrado, dota a la propuesta de una cierta inmovilidad que conspira de alguna manera contra la fluidez narrativa que el relato merecía. El resto del elenco compuesto por madres e hijas en la vida real, aporta corrección y exactitud a sus respectivos roles.

La segunda presentación de la competencia internacional Laroy, de Shane Atkinson, emergió como un soplo de aire frescopor su género multivariado, mezcla de western, film neo noir y grotesco, con toques de gore, en una realización indie americana, muy en el estilo de Fargo y una trama en la que se anuda una historia circular de juego de espías que va conduciendo el hilo narrativo hasta anudar los extremos de inicio y final de la película.

Steve Zahn y Dylan Baker entre otros, prestan su versatilidad al servicio de esta historia filmada con gran solvencia técnica, que divierte y atrapa. El director ganó el premio especial del público en el festival de cine de Deauville.

La jornada concluyó con el documental de Andrés Di Tella, Mixtape La Pampa, de la sección Autores, pieza audiovisual en la que, una vez más, su director sale airoso, centrando su mirada en el escritor y gaucho Guillermo Enrique Hudson.

Pero como en sus entregas anteriores, lo personal nunca está exento de su enfoque, el que acierta en poner en primer plano su conexión con un amigo fallecido y como esos micro mundos logran contener los universos macro que se propone representar.

Mixtape…es un documental de minucioso registro, muy bien ensamblado, con una especial hondura nostálgica.

El sábado marcó otro punto alto de la Competencia Internacional, con la presentación del segundo film del director mexicano Fernando Frías de la Parra, luego de su paso en el año 2019, con su anterior opus, Ya no estoy aquí. En esta oportunidad  No voy a Pedirle a nadie que me crea, está tomada de la novela de Juan Pablo Villalobos, pero con una versión cinematográfica mejorada de la misma, en la que ficción literaria y cinematográfica se conjugan de tal manera que impactan con un formato vibrante y burlón a través de la historia de un estudiante universitario que quiere viajar a Barcelona a realizar una maestría y queda envuelto en una red mafiosa.

La fuerza del relato es tal, que sin duda alguna Frías de la Parra demuestra poseer un manejo absolutamente eficiente de todos los rubros técnicos y un guión minuciosamente trabajado.

Barcelona, por su multiculturalidad, permite la expansión vibrante de esta historia de prejuicios hacia el otro, pero al mismo tiempo, de absoluta libertad.

Los Colonos, de Felipe Gálvez Haberle, y de la Sección Competencia Latinoamericana, es la representante Chilena a la edición de los Premios Oscar 2023, y una coproducción chileno-argentina y de otros países, que relata la relación de los grandes terratenientes con los indígenas del lugar, en el año 1901, en Tierra del Fuego.

La notable fotografía de Simone D´Arcángelo potencia esta historia que presenta  la expedición que el señor Menéndez (el siempre ajustado Alfredo Castro)  encarga a tres hombres a su mando para reclamar por los territorios que el Estado chileno le adjudicó en la Patagonia Chilena. Para ello se vale de un soldado escocés y un indígena, quienes deberán exterminar a cuanto nativo encuentren en su camino.

El elenco se nutre también de actores argentinos, teniendo una especial participación el director Mariano Llinas.

Hay humor en la propuesta y una imputación algo polémica al personaje de Mariano Moreno.

Otro de los acontecimientos de esta jornada fue la presentación del director Martín Rejtman, quien llegó al festival para una única presentación de su película La Práctica en la sección Autores.

El film en cuestión, con ese estilo woodyalleniano tan característico de este director y tan geométrico en su acepción, pleno de reiteraciones circulares y gags y tropiezos intercalados con precisión milimétrica, nos ofrece la historia de Gustavo, (tal vez su alter ego) profesor de Yoga y divorciado, quien se encuentra superando su divorcio e intenta reconstruir su vida como puede.

Todo lo que se narra surge tan simple y a la vez tan complejo, que ambos criterios se combinan en una propuesta seductora y fascinante.

El día Domingo se presentó en competencia Internacional la película portuguesa Ubu, de Paulo Abreu,  basado en la obra teatral de Alfred Jarry, que en un exquisito blanco y negro desgrana los entretelones de las apetencias de poder en clave de humor negro y con toques de absurdo.

Lo más destacable de esta realización es su dirección de arte y su fotografía, aspectos técnicos que sostienen el relato de manera sólida y continua.

La propuesta resulta tal vez muy pequeña para una competencia de este nivel, pudiendo haber integrado secciones más apropiadas.

Animal/Humano marcó la segunda propuesta de la jornada, inteligentemente articulada por su realizador Alessandro Pugno, quien confronta las vidas de un aspirante a torero con un becerro que es criado a dichos fines.

El buceo introspectivo que Pugno logra desarrollar mediante el personaje de Matteo alcanza picos de emotividad destacables, a la vez que el desarrollo de los distintos capítulos de los que se compone la historia, denotan cuidado y meticulosidad en el tratamiento de la acción.

La música se constituye en otro elemento convocante de esta realización.

Finalmente, y luego de su paso por Cannes en Galas especiales, se presentó aquí en Mar del Plata el último opus del Víctor Erice, reconocido director galo quien regresó luego de años sin filmar con Cerrar los Ojos, y su otrora musa Ana Torrent.

Erice nos obsequia tal vez con una extensión exagerada, ya que sus tres horas de duración no agregan información ni fluidez al relato sino más bien todo lo contrario.

Por momento, el film comienza a girar sobre sí mismo sin avanzar significativamente en su desarrollo.

Los climas que propone, las añoranzas, el tango, la recuperación del cine perdido, son todos elementos que el director calibra adecuada y convincentemente en esta obra que se propone indagar en la memoria, o en la pérdida de ella.

Continuará….

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