Por Marcelo Cafferata
Aunque desde el título, la ópera prima de Guido Ferrari parezca proponer otra cosa, “BLUES DE LA CIVILIZACIÓN” propone un relato policial con ritmo de thriller dentro del particular mundo de los oficinistas de un organismo público.
Uno de los compañeros comienza a llamar oficina por oficina porque ya llegó la comida y van a almorzar todos juntos. Cuando llega a la oficina de Nora, una secretaria asistente del director del Organismo, por más que golpea nadie contesta, hasta que se dan cuenta que está sin vida encerrada dentro de su propia oficina.
Este caso será asignado al detective José Beltrán donde bajo un típico esquema de whodunit tendrá que averiguar quién es él o la culpable de la muerte de Nora. Todas las pruebas que van apareciendo a través de las entrevistas y las investigaciones, tienden a confundir a Beltrán quien también deberá tener en cuenta la hipótesis de que puede haber sido un suicidio.
¿Hay algún complot? ¿Los compañeros saben qué pasó y prefieren no aportar demasiada información sobre lo sucedido? ¿Hay alguien implicado por fuera de la oficina? El detective tendrá que presionar a través de las entrevistas que mantiene con cada uno de sus compañeros de oficina, intentando develar lo que realmente pasó aunque las pruebas estén demasiado confusas y tenga que rearmar un complejo rompecabezas. Todo lo investigado se vinculará además con un hecho traumático de su pasado que se irá relatando a través de pequeños flashbacks que irán aportando, la información necesaria sobre esa situación de su vida personal que lo mantiene atrapado.
La resolución de lo sucedido con Nora, será también una forma de encontrar un orden moral dentro de la Organización, al mismo tiempo que le permitirá a Beltrán transitar el camino de expiación de sus demonios internos y la búsqueda potencial de su propia redención para poder atravesar su costado más oscuro.
Si bien el trabajo de Guido Ferrari en la dirección se nota con muy buenas intenciones, para un policial negro es difícil lidiar con una notable falta de presupuesto que se hace evidente en algunas de las escenas que necesitan de un apoyo técnico más preciso, de una música incidental mucho más elaborada o de una ambientación que permita que la puesta sea más precisa y verosímil. También el guion escrito por Ferrari presenta algunos problemas en la estructura de los diálogos que, en algunos momentos son demasiado explicativo y previsibles. Sin embargo, nada impide la fluidez del relato y el interés porque se resuelva el caso y se logre dilucidar qué ha sucedido con el caso de Nora ¿suicidio o asesinato?.
“BLUES DE LA CIVILIZACIÓN” le da la posibilidad a Alfredo Castellani, como Beltrán, de construir un rol protagónico interesante que lleva adelante con gran oficio y es el hilo conductor de toda la historia.
En los roles secundarios se destaca Silvina Sinatra con un personaje que acompaña a Beltrán a lo largo de la investigación y es el papel mejor construido a nivel guion y completan el elenco Matías Flores, Eduardo Perilli y Oscar Dubini, componiendo este grupo de oficinistas que responden con poca empatía a la investigación, tratando de esconder lo que saben y de cobrar algunas cuentas pendientes, con los problemas típicos que aparecen en las relaciones laborales. Ferrari pone el ojo de su cámara al servicio de mostrar el individualismo, la falta de solidaridad y el egoísmo que se devela en cada uno de los oficinistas, más preocupados por salvar su pellejo que por saber qué es lo que realmente sucedió con Nora y buscar un acto de justicia.