Por Marcelo Cafferata
Alejandra Lipoma y Romina Vlachoff se lanzan a la doble aventura de la escritura del guion de esta ópera prima además de ponerse detrás de las cámaras como directoras de “EL VERANO MÁS LARGO DEL MUNDO” una comedia con un tono fresco, divertido y descontracturado para poder reflejar personajes en crisis después de los 30.
Camila acaba de cortar con su novio –aparentemente por culpa de la vuelta con su ex – y tiene un trabajo que no la satisface en absoluto en un estudio jurídico donde su jefe es tan déspota como inútil. Claramente es un periodo de profunda crisis, un tiempo de cambios pero cuesta encontrar la salida: para ello se va a respaldar en Julián, su mejor amigo, quien la impulsará a volver a tomar contacto con la escritura y se presentan a un casting para una obra de teatro que terminará siendo una representación dentro de un parque de diversiones.
La precisión, la naturalidad y la ingenuidad con la que Lipoma-Vlachoff eligen pintar a estos adolescentes tardíos que en cierta manera se niegan a crecer y siguen viviendo aventuras que parecen deparadas para personajes de menor edad, se entremezclan en ese mundo del parque de diversiones en donde todo parece fantasía e imaginación, donde aparece el juego y la diversión y donde el universo parece detenerse en momentos fuertemente vinculados con la infancia.
En su rol de guionistas, la dupla apuesta a múltiples referencias tanto cinéfilas como literarias que se van reflejando en pequeños detalles como algunos libros que le van prestando a Camila dentro del parque, su mundo de escritura, la fotografía en un brillante blanco y negro, sumados con algunos personajes secundarios que aparecen dentro del parque y remiten al mundo del teatro y hasta de la novela negra con un personaje enigmático que aparece en la etapa final del relato.
“EL VERANO MÁS LARGO DEL MUNDO” es un verano transicional, de cambios, de quiebres y de toma de decisiones. Para Camila será una etapa marcada por un punto de inflexión que seguramente sea trascendente en su historia: y Julían la acompaña incondicionalmente, atravesando casi esos mismos momentos de duda y de resistencia a crecer y a ingresar en un mundo más adulto.
Las directoras cuentan con la fuerza, el impulso y el carisma de Jazmín Carballo (“La cima del mundo” “Amigas en un camino de campo”) que brilla como Camilia en la pantalla con un personaje a su medida. Santiago Zapata (“Los hipócritas” “Los Inoportunos”) como Julián construye una excelente dupla con Carballo, con ese tono cordobés que endulza las anécdotas que se entretejen en ese verano y ambos aportan un aire fresco, luminoso y delirante con sus personajes sinceros, sencillos y espontáneos.