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Por Luis Kramer.

Del 2 al 8 de Diciembre se llevó a cabo la Undécima semana de Cine de Cannes, un evento complementario al de Ventana Sur, organizado en conjunto por el INCAA y el Marché du Film de Cannes.

La muestra ha sido pródiga en films premiados en la última edición del Festival Internacional de Cine más importante.

No podía faltar la Palma de Oro: Parásitos (Parasite) de Bong Joon-Ho, notable apuesta creativa a la fagocitación de clases expresada en un formato multi-género drámatico- humorístico-satírico-gore que demuestra a las claras la brillante conjunción de virtuosismo y denuncia.

Este film se estrenará a principios del año próximo, si bien ya puede visualizarse a través de la Plataforma Netflix.

También se han dado cita las dos exponentes del Premio del Jurado (Ex Aequo); la primera de ellas Bacurau de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, de próximo estreno vibrante western de denuncia social con múltiples alegorías a la realidad social del hermano país brasilero y nuevamente con Sonia Braga como su adlátere.

«Bacurau de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, de próximo estreno vibrante western de denuncia social con múltiples alegorías a la realidad social del hermano país brasilero y nuevamente con Sonia Braga como su adlátere»

La segunda de estas premiadas es un film inédito en nuestro país: Les Miserables, Ópera Prima de Ladj Ly, basada en hechos reales de 1993 y ampliación de un corto del mismo director de 2017 que focaliza en las comunidades musulmanas, gitanas y emigrantes y su engranaje con la policía parisina corrupta en su ferocidad más contundente, todo ello en clave de thriller.

Lo último de Xavier Dolan hasta aquí, Matthias et Maxime, tercera película del director quebequés en competencia por la Palma, narra la historia de dos amigos que deben lidiar con una repentina atracción sexual que los interpela, con notorios aciertos visuales y encuadres de cámara pero tal vez con muy pequeñas dosis de sutileza que no alcanzan a conformar una historia atractiva y estimulante que termina por girar sobre su propio eje en una rutina un tanto prolongada e innecesaria.

Dos películas más, ya adquiridas para su distribución comercial, completan el panorama de lo visto: A Hidden Life. El vehículo de Terrence Malick de más de tres horas de duración para contar la rebelión de un austríaco objetor de conciencia por no unirse a los nazis en los años 1942-1943.

Quien ha visto un film de de Malick sabe que quedará subyugado por la belleza de sus imágenes, las que a manera de espiral envolvente van conduciendo al espectador por el delicado pasaje interior de su protagonista, Franz Jägerstätter, hacia su heroico acto de resistencia, bello, sutil, conmovedor. Y la duración en este caso es más que necesaria para poder generar esa catalización de múltiples sensaciones en el público.

La última, Chambre 212 de Christophe Honoré, ya visitado en nuestro país, y que le valiera el premio a la mejor actriz en la sección Un Certain Regard a Chiara Mastroainni, la que se replantea su crisis conyugal desde una habitación que alquila (la del título) en un hotel ubicado frente al edificio en el que vive.

Desde allí y a la manera de ensueño Alicesco será visitada por personajes de su pasado que conviven con los actuales, algunos desde un doble rol presente/pasado. La imaginación frondosa y plástica de María Mortemart (tal el nombre de su protagonista) impulsa el relato desde la emoción, el humor, y la nostalgia.

Para finalizar, rescato esta muestra que ha representado a mucho de lo premiado en el último Cannes, con propuestas novedosas, creativas y arriesgadas para quien no ha tenido la oportunidad de cubrir in situ dicho evento.

Una sugerencia que merecería tenerse en cuenta es la necesidad de viabilizar en el futuro para el público algo de lo que sucede en Ventana Sur, a través de la organización de alguna muestra de Cine Latinoamericano.

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