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Por Rolando Gallego

Pulsando la vida de María Laura Piastrellini es una potente road movie que indaga en las provincias argentinas de Cuyo sobre las raíces y proyecciones de la música de la Cordillera de los Andes. Por acá Piastrellini revela detalles de la película.

¿Cómo surgió la idea de la película?

La idea de la película  nace como una necesidad de mostrar cosas que yo veía dentro de la cultura de la que era parte y que quizás no conocía desde mi nacimiento y lo descubrí con el transcurrir de la vida. Yo no nací en la gran familia de “la cuyanía” como dicen en esta región. Entonces, por ahí con una mirada un poco más de asombro y también antropológica, si se quiere, sobre algo que me llamaba profundamente la atención fui queriendo realizar algo que tuviera que ver con este tema. La música cuyana no es muy reconocida en el mapa sonoro argentino actual y esto me movilizó a realizar un documental -que luego se transformó en un proyecto transmedia-, que en parte tenía como  fin visibilizar y poner en valor parte de nuestra cultura de la región cuyana, que no es tan conocida a nivel nacional y ni siquiera a veces dentro de la misma región.

¿Qué significaba para vos la música cuyana y cómo cambió tu mirada luego de realizar el film?

Como decía, yo no nací en una familia cuyana, donde se cultivaran las costumbres. Entonces cuando fui descubriendo ese mundo, me daba cuenta que era algo que me llegaba y no sabía muy bien por qué, simplemente me conmovía. Pero hasta ese momento yo no conocía sus costumbres, no conocía las formas, no conocía esos encuentros cuyanos dados fundamentalmente entre la familia y entre amigos, no conocía de las serenatas, de autores, de compositores. Entonces para mí la música cuyana me atravesó de manera directa por los sentidos. Se empezó a convertir en un espacio donde uno  forma parte de un grupo, de un nicho, que entiende su código, y al entender el código, cuando empezás a hablar en ese código, empezás a sentirte parte como te pasa con cualquier ámbito de la vida…Creo que es un poco eso lo que a mí me pasó con la música cuyana, que entré, empecé a conocer, me empezó a conmover, entendí el código y me gustó y lo vivo desde un lugar de mucho gusto, de mucho cariño, de mucha admiración por sus hacedores y por lo que la música significa. Después de terminar la película creo que lo que se transformó es que todo lo que he recibido es agradecimiento de parte de mucha gente por haber podido terminar este proyecto. Yo no sé qué impacto tendrá, ni tampoco si va o no a gustar. Seguramente a algunos les gustará y a otros no, como pasa con toda película, pero lo maravilloso es haber podido plasmar y finalizar todo este universo narrativo en un proyecto audiovisual y que sea el puntapié para muchos trabajos de investigación más.

¿Cuánto tiempo duró el rodaje?

Las escenas complejas del rodaje que requerían de muchos actores (músicos en este caso) presentes en escena duró alrededor de 6 meses porque nos agarró en el medio la pandemia entonces debíamos grabar cuando abrían las posibilidades a los encuentros un poco más masivos. Hay escenas en San Juan, en San Luis, en el sur y norte de Mendoza, en la pre cordillera. Así que adaptándonos a la realidad que estábamos atravesando, logramos finalizar la última de estas escenas en Villa Mercedes, y a los poquitos días de terminar ahí nos volvieron a cerrar las fronteras. Después las entrevistas se fueron suscitando a medida que íbamos pudiendo coordinar, especialmente con los entrevistados que estaban fuera de la provincia.

¿Cómo seleccionaste a los entrevistados/music@s?

Los protagonistas de la historia en el caso de  Fabián Navarro y Marcelino Azaguate fueron seleccionados ambos no sólo por el vínculo que compartía sino además porque ambos provienen de familias cuyanas y tenían un amplio conocimiento y compromiso con el tema. Luego, en el caso de San Juan, San Luis e incluso el “interior” de Mendoza, que era un territorio que yo no conocía muy bien, hubo muchas personas que me ayudaron a identificar los referentes de esas regiones. Así llegamos a Daniela Calderón por ejemplo, una guitarrista e intérprete notable, o a Bebi Pollarolo y Bárbara González, dos mujeres de la zona del Valle de Uco, entre tantos otros. En el caso de los entrevistados de carácter nacional yo conocía su trayectoria y la relación que tenían con la música cuyana, como es caso de Juan Falú, Raly Barrionuevo, Luciana Jury o Julio Paz.

¿Expectativas por el estreno?

En cuanto a las expectativas yo creo que la película es una película de nicho y va a tener un buen recorrido dentro de las personas que son parte de este nicho o que gustan del folclore en general y que pueden a través de ella llegar a una música y la cultura, que por ahí no es tan conocida. No tengo grandes expectativas, simplemente espero que el documental guste, y que  pueda convertirse en un material educativo, en un material de acceso al conocimiento sobre un tema específico, y nada más que eso. Veremos qué es lo que pasa en el camino, pero creo que siempre lo que está por venir es hermoso.

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