Por Rolando Gallego
El talentoso intérprete Gerardo Otero es el protagonista absoluto de la nueva película de Juan Baldana, Que todo se detenga, basada en la novela de Gonzalo Unamuno. Desde España habló con nosotros para detallar el proceso de rodaje y creación de un personaje tan particular.
-¿Cómo llegaste al proyecto?
-Juan estaba buscando al actor para la película y los productores me vieron en Tebasland y le propusieron a él que me conozca. Nos reunimos, estuvimos charlando y me pasó el guion de esta película y Lila, porque la idea es hacer una trilogía sobre el personaje, no voy a develar nada, pero se pone más picante, y me los acercó para ver si aceptaba hacer las dos, los leí, me fascinó y le dije que sí y empezamos a trabajar, nos entendimos y comunicamos muy bien.
-¿Qué fue lo más difícil de construir un personaje tan detestable?
-(Risas), son personajes que uno agradece, porque no siempre tocan personajes tan oscuros o complejos, entonces cuando aparece este desafío es difícil y es hermoso, y eso es lo que te atrapa también y creo que de alguna manera es como dar vía libre a los pensamientos que tiene el personaje, porque lo que piensa, como lo piensa, lo dice y genera opinión sobre eso que ve, y una opinión cruda, y como actor más que construir un ser detestable, yo lo tenía que entender, comprender, transitar para poder hacerlo, la opinión es posterior sobre cómo es. Para mí Germán no es detestable, yo lo defiendo, porque lo tengo que hacer, por qué hace lo que hace y sus conductas.
-¿Qué cosas hiciste por fuera del rodaje para salir de la intensidad de Germán?
-En principio uno entra a jugar por ese rato que toca la escena, como que en la construcción uno es como una especie de esponja que va tomando todo lo que sucede en la vida, por ejemplo, ves en la calle a alguien que hace un gesto, te detenés, un amigo con determinada conducta, o ves una película y todo es en función de esa construcción. Y después a la hora de hacerlo, en los ensayos y la hora de rodar es entrar a jugar y cuando termina ese juego, terminó, no es que te quedas, en mi caso, cargado con los pensamientos o conductas, disfruto el juego en la escena y se dice corte y uno se va a tomar su cafecito, y eso es parte del entrenamiento del actor y de hecho pienso en la futura película, en Lila, y me da ganas de volver a meterme, es lo más lindo entrar en esa intensidad como actor.
-¿Expectativas por el estreno?
-Todas, estoy con muchas ganas que la gente la vea, de compartir el trabajo, que fue muy de equipo, porque Juan es un gran director, un gran capitán que sabe cómo llevar a todo el equipo a donde él quiere, respetando, fue un “viajazo” hacer la película. Y tengo ganas que la gente vea y comparta el trabajo, porque cuando es tanto el trabajo que uno hace da ganas que sea visto, expectante y deseoso que ya se abra la mirada del otro y que el espectador construya su mirada sobre la película.