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Por Marcelo Cafferata

Cuando los directores de un trabajo documental entienden que el hecho de enmarcarse en este género no implica abandonar el buen sentido del humor y construyen un relato ágil, dinámico y creativo sobre un tema infrecuente en el cine nacional, surgen pequeños recreos dentro de un festival como “ZOOFOBIA” que se disfruta de principio a fin.

En plena Navidad de 2012 la letal combinación de la pirotecnia de Nochebuena más las altas temperaturas provocaron la muerte de Winner, un oso polar nacido en un zoo de Holanda, que era una de las principales figuras del Zoo de Buenos Aires.

A partir de esta muerte aparecen posturas contrapuestas sobre la existencia de los zoológicos. Así podremos escuchar diversos testimonios desde el de Malala Fontán del movimiento #SinZoo hasta directores de importantes zoológicos del mundo que exponen una nueva concepción en donde lejos de exponer a los animales con una mirada casi circense y de malas condiciones en su reducido hábitat, se piensan como espacios de conservación. Los animales cambian de una idea de “stock” a una idea de “flujo”, de tránsito, en donde se cumple con el rescate, la rehabilitación y la liberación de diversas especies.

Si bien a partir del 2018 este espacio del barrio de Palermo se transformó en el Ecoparque, algunas especies siguieron presentes y fue así como organizaciones en defensa de los derechos animales, presentaron un recurso de habeas corpus con la premisa de no dañar ni física ni psicológicamente a la orangutana Sandra, nacida en Alemania en el Zoológico de Rostock.  El fallo fue ejemplar y la jueza Elena Liberatori sentó precedentes al cambiar la concepción, de objetos semovientes a personas no humanas, cambiando radicalmente este paradigma para su posterior liberación.

Presentado recientemente en la última edición de BAFICI, “ZOOFOBIA” es un documental entretenido, que brinda mucha información sin ser enciclopedista y que permite escuchar a estudiosos del comportamiento animal, explicando sus diversas posturas y teorías en un lenguaje coloquial, amigable para el espectador y comunicándolo con tanta pasión que es imposible no involucrarse rápidamente en la propuesta.

Hay una excelente revisión animada sobre la historia de la creación de los zoológicos, ilustraciones de época, testimonios de cuidadores directivos y científicos, fragmentos de noticieros, editando todo el material con mucho humor, una narración veloz y activa, sin perder el rigor y el interés científico, transformándose en esos oasis necesarios, que siempre encontramos dentro de los festivales y que forman parte de la lista de las imperdibles.

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