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Por Marcelo Cafferata

El teatro de Lorena Romanin (“Como si pasara un tren” “Todo lo posible”) es un teatro basado en las emociones y en los vínculos afectivos. Romanin tiene una dramaturgia clara, en donde nos podemos ver rápidamente reflejados porque sus personajes hablan en nuestro propio idioma, sin impostaciones ni frases presuntuosas: todo lo contrario, ella logra generar poesía en el escenario con  diálogos realistas y naturales.

Después de una exitosa temporada en el Galpón de Guevara, llega ahora al Centro Cultural 25 de Mayo este nuevo texto, “AZUL Y LA NAVIDAD”, una obra en donde nuevamente visita los temas recurrentes en sus obras y que ya forman parte de su marca como dramaturga: la familia, los vínculos filiales, el rol maternal, las vivencias con aire de pueblo y sobre todo, poner el foco en la (poca) permeabilidad frente a lo diferente.

Virginia y Checha son hermanas. Una discusión -como suele haberlas en toda familiar que se precie de tal-, ha generado un largo distanciamiento al que Virginia quiere darle un corte por lo que ahora, abrirá las puertas de su casa en el pueblo para recibirla e intentar hacer las paces para retomar ese vínculo que ha quedado interrumpido. Sin embargo, una noticia que sobrevuela en el ambiente hace que este encuentro se vea atravesado –aunque con mucho humor- por una fuerte tensión.

Hermanas, primos y cuñado quieren disimular ciertas incomodidades cuando reciban a Azul, la hija de Checha (sobrina de Virginia) que ha decidido asumir sin tapujos su identidad trans recordando que, en aquella última reunión familiar donde todos habían participado, Azul era Juan Cruz.

El pueblo es el lugar que elige Romanin, con ese modelo de “pinta tu aldea y pintarás el mundo” para mostrar, incluso intrafamiliarmente la discriminación, los tabúes que siguen viviendo en cada uno de nosotros, los prejuicios y la estigmatización. Ella pone totalmente bajo la lupa, la dinámica familiar –incluso con personajes externos que traen una mirada ajena a ese (micro)universo con sus propias reglas- y lo hace comprendiendo cada uno de sus motivos, los acompaña amorosamente aún con sus partes más vulnerables, más contradictorias y menos iluminadas.

Trabajar un tema tan complejo como el cambio de identidad sexual que, a pesar de todos los avances y conquistas sociales, sigue siendo espinoso y despierta reacciones polarizadas, no es una tarea fácil. Sin embargo, el texto de Romanin logra poner humor y ritmo de comedia, aún en las situaciones más ásperas tanto cuando trabaja los vínculos familiares, las cuentas pendientes, la mirada machista del jefe de familia o los prejuicios pueblerinos, como cuando nos presenta a Azul con total naturalidad y sin tapujos, dejando que exprese lo que siente y lo que piensa, sin necesidad de cumplir con ningún modelo impuesto.

AZUL Y LA NAVIDAD” cuenta con esta dramaturgia fresca pero profunda y con ese toque realista de sentirnos reflejados porque en todas las familias, en mayor o menor medida, estas dinámicas aparecen. Porque más allá de la presión inicial que les significa la bienvenida de Azul en un momento de “unión familiar” como plantean las fiestas navideñas, lo que aparece subyacente es la necesidad de quebrar cierta rigidez, esa que separó por tantos años a las hermanas pero que hoy se sigue haciendo presente en otras pequeñas pero muy enraizadas,  realidades familiares: no es que les cuesta aceptar a Azul, sino que cualquier pequeño movimiento inesperado dentro del entramado familiar es motivo de desequilibrio y explosión.

Algo para destacar es el elenco sobresaliente con el que cuenta la obra: en los roles secundarios Luciana Grasso se mueve con desparpajo y frescura para esa novia que ve a esta familia desde afuera y de que trae consigo una mirada diferente, Marco Gianoli logra encontrarle varios matices a su personaje y habitarlo en sus propias contradicciones. Por su parte, Guido Botto Fiora gana  convicción en el tono sensible e íntimo que le imprime a su personaje y Carolina Unrein despliega en Azul todo el terremoto que produce su sola presencia, que tan bien resuelve en el escenario.

Un capítulo aparte son las dos hermanas que componen Mayra Homar (“Sólo llamé para decirte que te amo” “Torna Amore”) y Eugenia Guerty (“Tarascones” “P’asado carnal”) con momentos desopilantes y otros de mucha sensibilidad, ambas sabiendo muy precisamente cómo poder jugar con los tonos de comedia para que luego el drama y la emoción se instalen, mutando con total plasticidad de un campo a otro, logrando una conexión profunda con el texto que les propone Romanin con el que ambas pueden lucirse y que disfrutan y contagian a la platea.  

AZUL Y LA NAVIDAD

Dramaturgia y dirección: Lorena Romanin

Con Mayra Homar, Eugenia Guerty, Carolina Unrein, Guido Botto Fiora, Marco Gianoli y Pablo Finamore

Centro Cultural 25 de Mayo –  Avenida Triunvirato 4444 – Viernes y Sábados 20 horas

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