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Por Marcelo Cafferata

Todos tenemos dragones por domar

Precedida de los premios a Mejor película sobre temática Salud en el World Film Festival en Cannes y las dos menciones especiales en el Five Continents Film Festival (guion y dirección), finalmente se estrena “DOMADORAS DE DRAGONES” el primer largo documental de Damián Leibovich quien cambia de registro luego de “Forajidos de la Patagonia” (2014) y “Los Inquilinos del Infierno” (2004) y la comedia “Eber Ludueña y el puntapé final” (2015).

En la Patagonia argentina, un grupo de mujeres sobrevivientes de cáncer de mama comienzan a reunirse para llevar adelante un proyecto vinculado con la salud y el deporte. Sabiendo que uno de los beneficios del ejercicio de remar es que actúa como un drenaje linfático natural y es una excelente opción para los post operatorios y una mejor calidad de vida posterior, este grupo de entusiastas remadoras comienza a crecer para desarrollar esta actividad que las ayuda tanto en su recuperación física como emocional.

A medida que vayan conociendo más sobre la técnica, descubrirán unas embarcaciones orientales muy particulares, llamadas dragones, que no solamente son perfectas para este trabajo en grupo que vienen desarrollando sino que les abre todo un mundo nuevo: el de las competencias deportivas.

El entusiasmo, la unión y el gran trabajo de concientización que realizan en la zona van atrayendo a otras mujeres y el grupo va creciendo, siempre con el objetivo de poder conseguir apoyo para tener sus propios Botes Dragón e incluso soñar que los encuentros internacionales de remo (ellas participan por primera vez en uno de ellos, en Italia) puedan desarrollarse en Bariloche.

Una de las mujeres iniciadoras de esta actividad, Astrid Bengtsson fue docente del director Damián Leibovich y ahí comienza la necesidad de dar a conocer esta historia y que se transforme en un documental. “DOMADORAS DE DRAGONES” es el producto de tres años de trabajo y más de 50 horas de filmación, registrando sus encuentros y sus prácticas y todo el camino que tuvieron que recorrer para lograr el objetivo de que el grupo pueda ser propietario de sus propios botes.

A medida que el relato avanza, veremos como este grupo de mujeres que en un principio comenzó a formarse con un exclusivo fin de mejora en la calidad de vida, comienza a fracturarse cuando algunas de ellas se vean involucradas en el terreno de la competencia, alejándose por completo de la cuestión médica. Justamente en esta segunda mitad donde aparecen las fragmentaciones propias de cualquier grupo numeroso, los egos, los intereses personales y las diferencias sustanciales es donde el documental, comienza a perder fuerza.

Lo que se inicia con un mensaje de resiliencia y superación frente a un tema tan duro como el cáncer, con un grupo compacto y que tiene intereses en común, comienza a desdibujarse cuando primen intereses personales de algunas de las participantes, se pierda la horizontalidad en el grupo y aparezcan ciertos mecanismos de poder y de jerarquías que precipitan grietas, fracturas, malos entendidos, disconformidad y separación.

Aún con un poco de abuso de “cabezas parlantes” como herramienta narrativa, Leibovich tiene muy claro cómo contar la historia y justamente la polifonía de voces de estas mujeres que se encuentran unidas por un tema en común pero que tienen visiones muy diferentes de las situaciones, permite abrir un abanico en donde dejar reflejada la diversidad y la multiplicidad de miradas. Aun marcando que con un poco de síntesis en algunas situaciones podría mejorar la duración, Leibovich nos conduce con suma seguridad por las diferentes etapas y momentos por los que atraviesa el grupo, nutriéndose de una hermosa fotografía que enmarca los paisajes patagónicos entre los que encontramos postales del Rio Limay, el lago  Nahuel Huapi y el lago Moreno.

En una segunda lectura subyace el tema de cómo los intereses personales, el individualismo y la competitividad pueden llegar a ensombrecer hasta los proyectos más nobles, aunque, sobre el tramo final del relato se vislumbre que el espíritu de cuerpo y el objetivo original comienza a cobrar fuerza nuevamente.

Reportaje al director Damián Leibovich en

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