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Por Rolando Gallego.

Fallida propuesta de género en la que una mujer regresa a su pueblo para despedir a su madre recientemente fallecida y se termina por encontrar con su pasado y algunos dilemas que debe resolver.

Aquello que el cine ha contado en una infinidad de oportunidades en “¡Ay mi madre!” (2019), de Frank Ariza, y apoyándose en el grotesco y el trazo grueso, termina por subrayar aquello que en las peores comedias que suman datos folklóricos locales se expone, y evita traer algo nuevo.

Cuando una comedia intenta hacer reír, principalmente lo que debe tener es un buen timming, para aquello que se quiere desarrollar, pero cuando, como en este caso, termina por aburrir, la pregunta es qué pasó en el medio del proceso.

María (Estefanía de los Santos) llega al pueblo para despedir a su madre, pero lo que no imagina es que así como el pasado le vendrá a cobrar algunas deudas, la herencia que recibiría dependerá que encuentre pareja para contraer matrimonio en breve.

Chantas, algunos vividores que querrán aprovecharse de la situación, música, escenas compuestas de una manera paupérrima, hacen que el visionado de esta propuesta termine siendo complicado.

Mención especial, a favor, para Paz Vega, quien se anima a jugar, componiendo una mujer que hace de su cuerpo un negocio y que tendrá un lugar especial para que María consiga su hombre.

¡Ay mi madre! se ve en NETFLIX.

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