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Por Marcelo Cafferata.

Quien conozca la trayectoria de Daniel Veronese, sabrá, que no sólo ha sido miembro fundador de uno de uno de los grupos más revolucionarios dentro del teatro nacional cerca de los ´90, “El periférico de Objetos”, sino que a lo largo de toda su carrera como dramaturgo, director e incluso actor, no ha cesado de investigar las diferentes formas del lenguaje y del espacio teatral.

Actualmente, su carrera alterna producciones dentro del circuito comercial como “ParaAnormales” “Departamento de Soltero” “La última sesión de Freud” “El Padre” “Un tranvía llamado deseo” “El descenso del Monte Morgan” o “Bajo Terapia”, solo por nombrar algunos de los innumerables títulos que lo tienen como director; con otras producciones más ligadas al teatro independiente como “Vigilia de Noche” “Los hijos se han dormido” o sus puestas para “Teatro x la identidad”.

En su espíritu inquieto por probar otras formas y dar vida a nuevos textos que proponen desafíos y lenguajes diferentes, la serie EXPERIENCIAS se nutre de tres textos, dos de ellos de David Foster Wallace y el tercero del sueco Marcus Lindeen  para retratar temas íntimos, personales, que nos enfrentan con cierta incomodidad y nos invitan a bucear en tres mundos profundamente interesantes.

La obra de Foster Wallace, un escritor de perfil completamente contradictorio, crítico de la cultura de masas pero amante adicto de la televisión –entre tantas otras polaridades-, despliega toda su oscuridad y su genio en los dos textos elegidos para las puestas de Experiencias I y II. Allí se ponen en juego, muchos de los tópicos comunes: las enfermedades mentales, los medicamentos, la muerte, el suicidio, la violencia de género, la misoginia, los monólogos y pensamientos que teje la mente incesante.

Así como recientemente en el teatro Cervantes, “En lo alto, para siempre” de Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomás capturaba el universo de este escritor “maldito” para contar una historia de orfandad y desasosiego, Veronese en este caso elige recuperar los textos de este autor, dándole preponderancia a la palabra, para trabajar con una puesta en escena completamente austera.

Sólo serán un escritorio, una jarra de agua, algunos vasos, una proyección que presenta la obra y nada más, que dejan que obre la potencia del texto y su magnífica forma de conducir a sus actores, tomando riesgos y explorando las partes más profundas dentro del dispositivo teatral que diseña.

En “EXPERIENCIA I: La persona deprimida”, María Onetto logra un verdadero tour de forcé con el texto de Foster Wallace, narrando en tercera persona –evocando justamente a la figura de “la persona deprimida” como un ente ajeno a ella misma- los estados anímicos de una mujer que atraviesa una profunda depresión.

Estarán presentes los vínculos con su grupo de amigas (con las que mantiene larguísimas sesiones telefónicas que sirven como sostén emocional), con sus padres y algunos recuerdos de la infancia que parecen presentarse como un anclaje traumático para ella (sobre todo aquellos vinculados con la separación en donde parece haber quedado atrapada como botín de guerra), y la particular relación con su analista.

La puesta hace justicia a la descripción de “la persona deprimida” que hace el propio Foster Wallace en su texto: “Frente a la imposibilidad de hablar del sol, una persona deprimida apenas puede señalar las sombras que ve en el suelo”. 

María Onetto paladea cada una de las palabras que propone el autor, de una forma precisa, subyugante, planteando un discurso verborrágico y reflexivo a la vez. Toma distancia en las formas pero deja fluir, en el fondo, todos sus pensamientos sin ningún tipo de barreras, avanzando por sobre cualquier límite y es así como entrega una composición absolutamente magistral, una lección de una hora de puro teatro.

En “EXPERIENCIA II: Encuentros breves con hombres repulsivos” Veronese duplica la apuesta y con la misma puesta minimalista reúne ahora a dos personajes: A y B.

Marcelo Subiotto y Luis Ziembrowski irán alternando en ocho encuentros, la confrontación entre un protagonista masculino y el encuentro con una mujer, multiplicándose rápidamente en estos personajes, en diferentes estilos y en estos textos que abordan de diversas formas, disparadores comunes de la masculinidad: el sexo, el amor, los sentimientos, los vínculos, las conquistas, las pérdidas. Además de la impresionante ductilidad de la dupla actoral, el planteo gana interés en  la intertextualidad que surge no solamente de sus actos sino de lo que ellos mismos narran acerca de lo que hacen.   

Dentro de la puesta, una carpeta que pasa de mano en mano y un timbre que da inicio a cada una de los encuentros, nos constituyen en testigos únicos de las transformaciones que Subiotto y Ziembrowski producen sin más elementos que su afinadísimo instrumento como actores, para producir, delante de nuestros ojos, ese proceso de deconstrucción de un texto duro, complejo, riesgoso, que en boca de ellos suena natural y verosímil. Un trabajo de entrega total de parte de ambos, que demuestra, una vez más, su enorme capacidad actoral y su presencia y potencia en escena.

Para “EXPERIENCIA III: Los arrepentidos” dejamos a Foster Wallace para zambullirnos en el texto de Marcus Lindeen, que propone un registro más cercano al biodrama (el autor parte de un programa de radio en donde pudo conocer los testimonios de estos personajes reales), guardando con los otros dos trabajos la misma síntesis en la puesta y la mirada dirigida fundamentalmente al trabajo de los actores operando sobre el texto.

Este caso real, que Lindeen luego volcó en un trabajo documental, nos presenta a Mikael y Orlando, quienes nacieron hombres pero decidieron someterse a la cirugía del cambio de sexo y transformarse en mujeres, de forma tal de poder transitar su propio deseo.  .

Ahora, ya cerca de sus sesenta, comparten abiertamente su experiencia, sin pelos en la lengua y, a partir de un “reportaje” acaban preguntándose ellos mismos por todo aquello por lo que han atravesado. Desde algunos recuerdos juveniles, experiencias traumáticas, el descubrirse mujeres, la sexualidad, la intimidad, las reacciones del entorno y la difícil decisión de llevar adelante la operación, hablarán del rechazo, la humillación, la violencia física y su soledad.

Este transitar de lo femenino y lo masculino, la decisión de vivir su propia metamorfosis para lograr la construcción de sus propias identidades,  contrastan fuertemente con un universo de arrepentimiento y de desamparo donde el mundo que soñaban para ellos mismos, no parece haberse hecho realidad.

Tal como sucede en las otras dos Experiencias, el trabajo de Luciano Suardi y Mónica Raiola en la piel de Mikael y Orlando, es el punto fuerte de la propuesta. Suardi entrega, en este caso, una composición más extrovertida, con un personaje más pintoresco y más cercano al estereotipo, mientras que es imposible despegar la mirada de la composición de Mónica Raiola que impacta no solamente con su preciso lenguaje corporal, sino también buscando el tono adecuado de su voz y en el reflejo de su mirada, para ese ser que hoy se presenta gris, abatido y sumido en una tristeza profunda.

Tres experiencias imperdibles como espectadores que se reponen en Timbre4, la mítica sala de Boedo que albergará en esta oportunidad, entre tantos otros trabajos en cartel, a estas tres impecables puestas de Daniel Veronese.

EXPERIENCIAS I II III

Dirigidas por Daniel Veronese

“Experiencia I: La persona deprimida” con Maria Onetto – Domingos 18.30 hs.

“Experiencia II: Encuentros breves con hombres repulsivos” con Marcelo Subiotto y Luis Ziembrowski –  Lunes 20 hs

“Experiencia III: Los arrepentidos” con Luciano Suardi y Mónica Raiola  – Lunes 21.30 hs.

Timbre 4  – México 3554 – CABA

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