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Por Luis Kramer.

Desde El Silencio de los Inocentes (1991) , de Jonathan Demme , parecía que la creatividad en las historias de asesinos seriales había llegado a su pico cúlmine y no había nada más interesante que mostrar.

Hasta que David Fincher, un especialista en tensión y contundencia narrativa vinculada a lo serial (Zodiac), decidió tomar el libro Mindhunter: Inside FBI´s Elit Serial Crime Unit de Mark Olshaker y John E. Douglas y dirigir algunos capítulos de la serie en sus dos temporadas junto a otros realizadores de renombre tales como Asif Kapadia (El Documental de Diego Maradona) y Tobías Lindholm (A War y guionista de La Cacería entre otras).

El punto de partida de Mindhunter se centra en dos agentes del FBI en el año 1977, quienes entrevistan a asesinos en serie (todavía dicho término no había sido acuñado) en prisión para intentar resolver casos en curso, intentando establecer patrones de conducta y sistematizando comportamientos y motivaciones que se puedan aplicar a otras situaciones similares.

Los personajes de la serie son todos basados en personas reales: Así, Jonathan Groff como Holden Ford, un agente especial de la FBI perteneciente a la Unidad de Análisis de Conducta; se inspiró en John E. Douglas, uno de los autores del libro original.

Holt McCallany como Bill Tench, un agente especial de la misma unidad anteriormente mencionada, se basó en Robert K. Ressler, criminólogo y escritor.

En tanto que el personaje de Anna Torv que interpreta a la Dra. Wendy Carr, se basó en la Dra. Ann Wolbert Burgess, investigadora cuyo trabajo se ha centrado en desarrollar formas de evaluar y tratar el trauma en víctimas de violación.

A medida que avanza la primera temporada, el trío de referencia también lo hace en su investigación con asesinos reales tales como Ed Kemper, Monte Ralph Rissell, Jerry Brudos, Richard Speck, Darrel Gene Devier y un último que es quien protagoniza los inicios de todos los episodios de cada una de las dos temporadas hasta llegar al desenlace en el final del último episodio de la segunda temporada.

El impacto que cada una de estas investigaciones genera en los protagonistas y los cruces con las historias de sus vidas reales es lo que dinamiza el relato, abriendo además viñetas en el modo de funcionamiento del FBI; y como esta innovadora mirada acerca de los asesinatos seriales tuvo que convivir en el campo de lo real y de la cultura criminal asentada en cada uno de los condados del país.

La segunda temporada termina siendo más atrapante aún, ya que la situación se traslada, (sin perder de vista los otros campos narrativos, claro está) a Atlanta, donde los agentes Ford y Tench son comisionados para colaborar en el asesinato de niños de color, y deben imponer sus cuestionados métodos de investigación para atrapar al culpable.

La interioridad de los tres personajes centrales está muy bien coloreada, con un creciente Ford que transita desde una creciente soberbia hasta llegar a un éxtasis de pánico que mitiga parcialmente sus desbordes y presuntuosidades; Tench, quien debe lidiar con un hijo adoptado con conductas extrañas y sutilmente sospechosas y la Dra. Carr con una elección sexual que decide ocultar en el terreno de su trabajo.

Como siempre en las obras de Fincher, las actuaciones son muy acertadas y el pulso narrativo está sincronizado para brindarnos por igual dosis de diversión, suspenso y drama.

Bienvenidos al mundo de Mindhunter.

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