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Por Rolando Gallego.

Dicen que hacer reír es más difícil que hacer llorar, que lograr la sonrisa del espectador no solo requiere de oficio, sino, principalmente de pericia, para en el momento justo lograr que el chiste, el gag, el punchline funcione.

Pero cuando la comedia opera de manera diferente, haciendo de la pausa, lo incorrecto, lo incómodo, del humor negro, un estilo, es cuando mejor funciona en la platea aquello que se creía que no lo iba a hacer.

“Entre dos helechos: La película” (Between two ferns: the movie, 2019), de Scott Aukerman, es el exponente perfecto de la nueva comedia americana que se apoya en el “no contar nada” y en la acumulación generar sentido y sumarle a su forma un particular estilo narrativo.

El sketch “Entre dos helechos”, que en Funny or die, funciona hace más de una década, acá, y con la excusa de un falso documental seguirá a Zach Galifianakis a lo largo de Estados Unidos grabando con celebridades sus ya conocidas e incómodas entrevistas.

Secundado por su productora  (Lauren Lapkus), su cámara (Ryan Gaul) y una sonidista, se animará a preguntarle cosas impensadas a Awkwafina, Hailee Steinfeld, Brie Larson, al padre de todos los entrevistadores: David Letterman, Keanu Reeves, Peter Dinklage, Tessa Thompson, Benedict Cumberbatch, Jon Hamm, entre otros.

Lo interesante de la propuesta es ver a Galifianakis en acción, preguntando lo impreguntable, haciendo lo imposible para lograr convencer a Will Ferrell (haciendo de sí mismo) para que le dé un horario en primetime.

El combo es perfecto, estrellas, road movie, humor, y la desfachatez de jugar con ficción y documental para que el espectador descubra y decida de qué lugar desea posicionarse.

“Entre dos helechos: La película”, disponible en NETFLIX.

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