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Por Rolando Gallego.

Hay una corriente en el último cine español en donde cuestiones asociadas a la lucha de clases permiten explorar el lado más oscuro de la naturaleza humana, y en “Hogar” de los hermanos Alex y David Pastor, aquello que se narra expone una mirada descarnada sobre la vida de un sujeto que ha perdido todo y quiere recuperarlo.

En “Hogar” desde el arranque comprenderemos que lo material determinará el pulso de un relato que analiza el avance de la publicidad sobre los deseos y aspiraciones de sujetos y cómo éstos pueden determinar la radicalidad del comportamiento de los hombres al quedarse sin aquello que poseen.

Javier (Javier Gutierrez) es un publicista con experiencia al que lo han bajado del tren y que no logra volver a subirse a pesar de todos los esfuerzos que hace. Cuando se hace insostenible continuar con un estilo de vida ostentoso, junto con su mujer  e hijo (Ruth Díaz, David Ramírez) se mudarán a un pequeño piso alejado de su anterior vida.

Obsesionado con aquello que ya no tiene, Javier conocerá al nuevo dueño de su anterior hogar, Tomás (Mario Casas), el joven vicepresidente de una empresa de transporte que se convertirá en el punto de reunión de sus más viscerales deseos de venganza.

Así, los hermanos Pastor, nos introducen este potente thriller que toma del subgénero “obsesión psicópata”, como “Atracción Fatal”, “Ángel y Demonio”, “Loca obsesión”, “Cabo de miedo”, “Mujer soltera busca”, “El inquilino”, “Knock Knock”, “La mano que mece la cuna”, entre otras, su base para, además, presentar una serie de personajes periféricos, como David, el jardinero, tanto o más detestables que el obsesivo (sin revelar detalles donde “La mano…” se quedaba, en la denuncia sobre una posible pedofilia, aquí se avanza como homenaje a su predecesora, pero también para denunciar el estado de descomposición de la sociedad).

A medida que avanza el relato, los directores incorporan más elementos para que la tensión in crescendo sea un punto elevado de la propuesta, reforzado por una puesta en escena ordenada, austera, pero también despojada para conectar aún más con las pasiones que se ponen en l apantalla.

Al ir descubriendo detalles de los personajes, los que, víctimas de la manipulación de Javier terminarán por dudar de sí mismos, el puzzle que “Hogar” propone termina por entregar piezas adicionales al complejo entramado de vínculos y relaciones que necesita para desarrollar su historia.

“Hogar” tiene hacia el final una precipitada resolución, en contraste con una primera parte que se permite detallar con solvencia sus personajes, pero gracias a la solidez interpretativa de Muñoz y Casas, sumado a Bruna Cusí, como la mujer de Tomás, terminan por ofrecer una historia movida por deseos y venganza, pero también por la inevitable recuperación y restauración de un orden perdido que debe volver a un equilibrio para no continuar implosionando en la otredad a la que se enfrenta.

“HOGAR” puede verse por NETFLIX.

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