Por Marcelo Cafferata
Dentro de la producción documental, una de las posibles vertientes es el retrato / homenaje que puede lograrse de alguna figura consagrada dentro de las diferentes ramas del arte. Así es como Miguel Zeballos toma el inmenso desafío de poder plasmar en apenas poco más de una hora de duración, la intensa obra de Emilio García Wehbi, en “LA HERIDA Y EL CUCHILLO”, trabajo que llega este jueves al Espacio INCAA Gaumont, luego de haber sido presentado en el periodo de aislamiento en la plataforma Cine.ar Play.
Zeballo deberá entregarse a una tarea sumamente compleja, teniendo en cuenta que el artista sobre el que quiere trazarse este retrato, tiene una desbordante multiplicidad de intereses dentro de sus creaciones y muestra un amplio abanico de trabajos realizados en áreas muy diversas.
Con un formato alejado del retrato convencional y más cercano a un ensayo que al típico esquema de entrevistas o testimonios, la cámara de Zeballos va sumergiéndose en el proceso creativo de un artista completamente inclasificable quien, entre tantos otros hitos ha sido uno de los creadores de El Periférico de Objetos junto a Daniel Veronese y Ana Alvarado.
Dramaturgo, escritor, actor, en la búsqueda permanente de un lenguaje diferente y disruptivo con el que sacudir el espectador, García Wehbi, es una de las figuras claves que participó en la renovación del teatro dentro de la movida de los ’90. Exploró además la literatura, incursionando en el terreno de la novela, con títulos como “Maratonista Ciego” respetando siempre el hilo conductor que atraviesa toda su obra, en donde concibe al cuerpo como “el territorio donde se libran todas las batallas”, convirtiéndolo en el fuerte disparador de todo su proceso creativo.
Contra todas las convenciones, cada puesta de Wehbi busca seducir al espectador a través de lo diferente, lo distinto, lo nunca visto, con una concepción lateral y bien diferenciada sobre la que plantear siempre una innovación. Desde ese lugar Zeballos lo irá siguiendo con su cámara para internarse tanto en el mundo de un carnaval chino como en una nueva puesta en el Teatro General San Martín. Habrá momentos de teatro, de performance, de danza y de coreografías en grupo, de adentrase en sus instalaciones, para mostrar la forma caleidoscópica que toma la obra de Wehbi.
Particularmente nos detendremos en varios momentos de la puesta de “Orlando, una ucronía disfórica” pieza presentada en la sala Casacuberta en 2017 con los trabajos protagónicos de Maricel Álvarez y Horacio Marassi, donde tomando como punto de partida al texto de Virginia Woolf, se plantean temas vinculados con perspectivas de géneros, la identidad subjetiva y la fijación del papel de la mujer frente a las construcciones sociales junto a una mirada diferente del sexo, como motor de cambio. Así entremezcla la fuerza del texto clásico, con una puesta completamente innovadora en la que confluyen además producciones audiovisuales y el lenguaje musical que se incorpora a través del Cuarteto de Cuerdas de Untref.
También es interesante la exploración que hace sobre los cuerpos y en particular, sobre los cuerpos desnudos e intervenidos que participan de sesiones de fotos. Allí el ojo de Zeballos va construyendo una interesante fragmentación de los cuerpos mostrando, por un lago, otra de las facetas de la obra de Wehbi pero al mismo tiempo le permite desplegar un lenguaje propio dentro del documental, logrando momentos de gran belleza artística.
“LA HERIDA Y EL CUCHILLO” resiste a su estructura fragmentaria, dispersa, desordenada, como un borrador con determinados textos que se van entramando para explorar el mundo de Wehbi, un creador de una vasta trayectoria al que no se le podría poner ninguna etiqueta y que este trabajo comprende en toda su magnitud.