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Por Marcelo Cafferata.

Tres series españolas que despliegan tres tonos de humor bien diferenciados, como una muestra de los diferentes caminos que pueden transitarse para llegar al público y producir la risa cómplice o la carcajada, con estilos tan efectivos como absolutamente diferentes.

MIRA LO QUE HAS HECHO (Movistar+)

Berto Romero, humorista y guionista que ha tenido importante participaciones en los programas televisivos “Buenafuente” “En el aire” y  “Late Motiv”, a pesar de su traspié en el cine con “Algo muy gordo” demuestra su inteligencia y su histrionismo en “MIRA LO QUE HAS HECHO”, una serie que desde la impronta de la cotidianidad y la veta más costumbrista, aborda el mundo familiar desde el mundo de la paternidad / maternidad que llega recientemente a la pareja.

Justamente uno de los pilares sobre los que se construye el éxito de “MIRA LO QUE HAS HECHO” es el tinte autobiográfico que le imprime Romero desde el guion (en el que encabeza a un equipo de destacados escritores), donde juega a entremezclar ficción y realidad que suele ser una receta verdaderamente rendidora, cuando se maneja con el humor y la precisión con la que lo hacen en este caso.

El otro punto alto de la propuesta es la química que logra Berto con Eva Ugarte (su esposa en la ficción) con la que tiene un timing brillante y con la que logran momentos sumamente verosímiles que es uno de los mayores atractivos, como también el elenco de secundarios -que por más que en muchos momentos el guion apela a un esquema algo de trazo grueso para describirlos- que ofrecen momentos muy destacados, sobre todo el caso de los padres de Berto a cargo del impecable Mariano Venancio y de Carmen Esteban.

Lo que inicialmente se plantea como un retrato de los cambios que provoca la llegada de un nuevo integrante a la familia, termina siendo solamente la punta de lanza para que Berto Romero pinte en “MIRA LO QUE HAS HECHO” todo un completo fresco de la vida pisando los cuarenta (y porque no, pasándolos un poco también). Ahí no solamente entonces está en juego la construcción de un modelo de paternidad sino también la vida de la pareja, los deseos, el desarrollo profesional de cada uno de ellos, las imposiciones familiares, los vínculos filiales y sobre todo, la serie crece enormemente cuando Romero se anima a viajar en el tiempo.

En muchos de los capítulos veremos cómo se conocieron, los momentos previos al nacimiento de su primer hijo y animándose a más, retrocede en el tiempo hasta que aparece ese Berto niño, ese que todos tenemos tan presente en muchas de las etapas de nuestra vida, y que se asoma sobre todo, cuando somos padres y espejamos lo que nos ha sucedido en nuestra infancia con nuestros propios padres, para poder empezar a construir nuestro propio modelo parental.

En estas situaciones es donde, sin dejar atrás el humor que atraviesa toda la serie, tanto Romero como sus guionistas dan ese salto que marca una diferencia: se animan a más y en esos viajes a la infancia y esos recuerdos infantiles, en esa mirada de niño, descubren el germen de lo que somos hoy y de lo que nos pasa, y precisamente en esos momentos, logra llegar a una emocionalidad sencilla, pero profunda.

Queda entonces disfrutar de estas dos primeras temporadas disponibles, mientras aguardamos la tercera temporada, que ya se estrenó en Europa con un gran suceso.

PAQUITA SALAS (Netflix)

Nacida en la plataforma de Atresmedia, “PAQUITA SALAS” se convirtió en un boom cuando pasó a un gigante del streaming como Netflix. Brays Efe logra una formidable creación en la piel de Paquita,  una representante de artistas que ha logrado cierto suceso y estar codo a codo con grandes figuras, pero que actualmente atraviesa graves problemas con su agencia: fundamentalmente no logra encontrar a esa gran estrella que pueda catapultarla nuevamente a la élite de los representantes de los artistas más famosos de España.

La serie no solamente tiene un gran protagónico (la Paquita de Brays Efe es absolutamente desopilante, querible, graciosa y tierna) sino que el elenco que completan Belén Cuesta, Lidia San José, Mariona Terés (sobre todo en la primera temporada), Anna Castillo, la graciosísima Yolanda Ramos y Belinda Washington junto a Terelú Campos (de mayor lucimiento en la tercera), entiende perfectamente el ritmo de comedia disparatada e hilarante, y nadie desentona en la propuesta.

Los autores, Javier Ambrossi y Javier Calvo –también directores de la serie- no tienen miedo a desplegar situaciones absurdas, bizarras, jugadas al borde para poner su bisturí dentro del mundo de los actores y actrices, de la televisión, del cine y los delirios y caprichos del show business.

Paquita es la mismo tiempo tan decadente y desubicada como querible, tiene la facilidad de mirar a la cámara, romper la cuarta pared, ir directo al espectador para “vender” las bondades de la Agencia que lidera, al mismo tiempo que nos damos cuenta que desconoce de redes, de marketing o se “saltea” las reglas esenciales de su propio oficio. Tiene justamente todo lo que la protagonista de una serie de humor tiene que tener y su as en la manga es, precisamente, la capacidad de manejar un humor desbordante mezclado con momentos de gran emotividad, en los cuales, tanto la serie como el propio Brays Efe como Paquita,  brillan por completo.

Con una primera temporada más volcada al mundo del cine y sus estrellas (con una selección importante de cameos que invitan al juego de todo espectador a comenzar a descubrir estrellas en cada uno de los capítulos), el guion se potencia con guiños permanentes en donde se nombran películas, series, actores, actrices, directores, escenas, todas múltiples referencias que arman un divertido juego de ficción y realidad que genera esta propuesta lúdica y divertida del mundo del cine o de la televisión dentro de la propia serie. Como novedad, en la tercera temporada, además, duplica la apuesta cuando desde ese mismo humor, se infiltra en el mundo de la moda, el diseño, el glamour e inteligentemente vibra con los temas de actualidad, mostrando la figura de mujeres empoderadas, seguras de sí mismas, que no tienen miedo de dar la cara y tomar la verdad como mejor aliada.

“PAQUITA SALAS” cuenta con esta doble ventaja de hacernos reír a carcajadas y en la misma escena, en ese mismo capítulo, terminar completamente emocionados por la sensibilidad y el afecto que transmiten sus personajes a los que a través de los capítulos, uno comienza a tomarles cariño e incorporarlos dentro de los más entrañables que conocemos.

Son solo cinco / seis capítulos de menos de media hora cada uno, así que no hay excusas para no “maratonearla” de un tirón.

VERGÜENZA  (Movistar+)

¿Alguna vez uno le preguntó a la vecina de cuántos meses estaba embarazada y en realidad estaba sólo “rellenita”? ¿Es normal que en una cena familiar uno se sienta atraído por el escote de la suegra donde asoman ciertas voluptuosidades y no pueda disimularlo? ¿Es necesario decir sin filtro absolutamente todo lo que se piensa?

Ese es el estilo de humor absolutamente ácido y desprejuiciado que propone “VERGÜENZA”, la primera y más longeva serie de Movistar +, en cada uno de sus personajes.

Jesús (Javier Gutiérrez conocido por sus éxitos cinematográficos como “El Autor”, el entrenador de “Campeones” o la reciente “Hogar” para la plataforma Netflix) es un fotógrafo que dice ser profesional y todo un artista, pero que pasa sus días haciendo fotos y videos en fiestas de casamiento y otras reuniones familiares. Casado con Nuria (excelente Malena Alterio), están intentando ser padres y asombrosamente ella tiene una mirada piadosa y amorosa para este ser tan moralmente desagradable, con el que por supuesto sus padres están en completo desacuerdo.

“VERGÜENZA” no tiene miedo a poner ningún límite sobre sus personajes y a medida que avanzan los capítulos, los autores / directores (Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero) van subiendo cada vez más la apuesta y corriendo los límites de todo lo tolerable, sosteniendo –como plantean muchos humoristas- que puede hacerse humor sobre absolutamente cualquier tema, por más tabú que parezca. Y no sólo el personaje protagónico, sino cada uno de los personajes de la serie, tienen la dualidad en donde por momentos podemos sentirnos identificados pero sobre los cuales es muy difícil empatizar rápidamente porque juegan permanentemente sobre el filo de lo soportable y aceptable.

Momentos de vergüenza ajena, silencios que generan una profunda incomodidad, situaciones de desubicación extrema y de jugar con el grotesco y lo escatológico son los platos fuertes de “VERGÜENZA”: un estilo de humor bien ácido, sin concesiones ni términos medios, a la vez extremo e inteligente, que se profundiza en una tercera temporada virada al ritmo de thriller. 

Todo se filtra por este cristal en los capítulos escritos por Cavestany y Fernández-Armero donde exploran la autoestima, las relaciones humanas, las zonas más grises de cada uno (la vanidad, la soberbia, la violencia cotidiana) y no tanto la sensación de vergüenza sino lo que provoca en cada caso el rotuno bochorno, hasta llegar a construir un ideario de “vergüenza nacional”.

“VERGÜENZA” es ideal para quienes, desde el humor, aman llegar a los extremos y justamente la serie, los desafía, y no le tiene miedo a nada.

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