Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Rolando Gallego

La talentosa Rebel Wilson asume el protagónico de una película en donde se recupera lo mejor de las comedias americanas de los años noventa para construir un relato sobre la búsqueda de la real vida real.

Stephanie (Wilson) es una joven recién llegada de Australia que quiere, a toda costa, encajar en Estados Unidos. Su nueva escuela la recibe de una manera negativa, especialmente Tiffany (Zöe Chao), la chica más popular de la escuela.

A puro esfuerzo y entrenamiento, Steph, logra quedarse con todo aquello que deseaba, amigos, novio, ser la líder de las porristas, pero, lamentablemente, el destino le jugará una mala pasada.

Corte a, 20 años después, y tras haber salido del coma en que el se encontraba, Stephanie quiere volver a su vida anterior, terminando la escuela y coronándose reina del baile, algo que la vida le arrebató.

Así, con esta simple premisa, El año de mi graduación, valiéndose de un humor soez, gags y referencias a la cultura popular de los años noventa, y, principalmente, del talento de Wilson, logra construir una divertida comedia en la que se hablan, además, de temas importantes como la identidad sexual, el respeto a la mujer y el evitar violencias sobre los cuerpos de los demás.

Si bien su extensión, 111 minutos, es un exceso, el querer saber más y más de Stephanie, su regreso como adulta a la escuela (Adam Sandler ya lo había hecho en Billy Madison), sus consumos culturales, su manera de adaptarse a una sociedad en donde los likes son mas importantes que los vínculos, es el impulso para avanzar en la historia.

Efectiva y efectista, simple y divertida, El año de mi graduación cumple con todo lo que prometía en el tráiler y mucho más. Atentos los más nostálgicos al cameo de Alicia Silverstone, quien, curiosamente, protagonizó Clueless, película favorita de la protagonista.

Compartir en: