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Por Marcelo Cafferata

Probablemente “BATMAN” de Matt Reeves sea uno de los grandes eventos cinematográficos del año, no solamente porque es la nueva entrega de una de las sagas más famosas del Comic, del cine y la televisión que tiene cientos de miles de fanáticos alrededor del mundo sino que es una de las esperanzas para que el público regrese entusiasmado a las salas, después de alicaídas cifras de taquilla con un regreso al cine, post-pandemia, que no logra tomar cuerpo.

Esta nueva historia comienza el 31 de Octubre, la noche de Halloween, donde Ciudad Gótica se ve sacudida por una fuerte noticia: en plena contienda electoral, el alcalde Don Mitchell Jr ha sido asesinado en su propio departamento, sumando una víctima más a la larga lista de un asesino serial, que el comisionado Gordon necesita atrapar cuando antes.

Cuando la policía se haga presente en la escena del crimen, lo hará en compañía de Batman (un nuevo protagonista para este nuevo capítulo de la saga, a cargo de un exacto y notable Robert Pattinson), requiriendo de su ayuda para analizar cada uno de los detalles pero, al mismo tiempo, involucrándolo al recibir una serie de mensajes que el asesino deja en diferentes sobres a su nombre. Justamente las postales que contienen esos mensajes se encuentran redactadas en forma de enigmas, de adivinanzas, presentando de esta forma a uno de los villanos más despiadados a los que deberá enfrentarse el hombre murciélago: el Acertijo.

Con un aire muy marcado próximo al cine de Fincher e incluso a las primeras creaciones de Nolan (quien también sabemos que fue uno de los directores más aplaudidos dentro del universo Batman) gran parte del relato se basa en un clima detectivesco, cercano al film noire, lo que inclusive se refuerza con la búsqueda de una mujer que aparece involucrada en unas fotos con el alcalde asesinado, que guiará la investigación a un ambiente vinculado a la Mafia y particularmente, dentro de un bar nocturno non sancto que esconde salas privadas llenas de secretos en donde la cúpula política y poderosa de Ciudad Gótica, se encuentra fuertemente involucrada.

Reeves retoma y mejora en una deslumbrante puesta en escena, ese clima post apocalíptico que tenía la Gotham del “Joker” de Todd Phillips mostrando nuevamente una ciudad quebrada, sin valores morales, enferma de corrupción y dañada por el poder. Problemas económicos y financieros, las calles llenas de mendigos y grupos en situación de vulnerabilidad, son parte del escenario que va enmarcando una historia con ribetes oscuros, subrayados por el excelente clima que logra la fotografía y el trabajo de edición.

Dentro de esta mirada sombría, el Batman de Reeves se mueve contenido, atrapado en un profundo dolor que lo mantiene preso de su trauma, el que iremos conociendo a medida que se vaya develando con el transcurrir de la trama. Su figura aparece recluida dentro de sus propios sentimientos, los hechos del pasado que lo siguen atormentando y que van dando forma al plan que deberá orquestar frente a su necesidad de venganza.

La mira está puesta en los personajes más encumbrados del mundo de la política, la justicia, la policía y sus vinculaciones con las diferentes formas de poder. Núcleo al que algunas vez pertenecieron los padres de Bruce Wayne / Batman y que serán referencias obligadas de la historia y sobre los que nuestro héroe tendrá que ir venciendo sus sombras y fantasmas para ayudar a instaurar nuevamente el orden y el equilibrio en una Ciudad en la que no hay reglas ni orden moral.

BATMAN” es un producto ambicioso. No sólo desde su historia, su elenco, los rubros técnicos y una impactante puesta en escena, sino también desde una receta que funciona durante sus tres horas de duración que en manos de otro director o de otro equipo, pudiesen haber naufragado.

Reeves mantiene atento al espectador en cada movimiento y giro que se va produciendo en la trama donde no faltan los elementos del policial, la típica historia de superhéroes, la posibilidad de generar una reflexión a partir de la decadencia ética y moral instalada en las estructuras de poder y hasta hay espacio para el romance y la tensión sexual con la presencia de Gatúbela (una magnética Zoë Kravitz, a quien vimos recientemente en “Kimi”, en la serie televisiva “Big Little Lies” y en la saga de Animales Fantásticos).

Capítulo aparte para las actuaciones en donde Paul Dano compone a un Acertijo preciso, siniestro e intenso con la cuota de desborde necesario que requiere el personaje y marcando sus rasgos más patológicos y viscerales, Colin Farrell está irreconocible poniéndose en la piel del Pingüino –y sus vínculos con el capo mafia Carmine Falcone, a cargo de John Turturro- y, los mayores laureles son indudablemente para Robert Pattinson, quien ha tomado el desafío de un personaje nada fácil, que ya fue interpretado por varios actores con diferentes y variados resultados. En este caso, Pattinson logra un trabajo medido, donde algunas señales casi imperceptibles van hablando de su tristeza, su tortura personal anclada en el pasado y su impronta funciona tanto en las escenas de acción, como en las más dramáticas y una excelente química en el terreno del romance.

Reeves construye un Batman atractivo, interesante, una mezcla perfecta de los dos directores más completos y complejos que lo abordaron en este último tiempo, con elementos de Nolan y Tim Burton y vuelve sobre una ciudad en donde el poder corroe y el regreso al orden social se impone como primera necesidad.

Un reflejo tan cercano a la sociedad de hoy, que realmente impacta y asombra.

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