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Por Marcelo Cafferata

Mientras que la sinopsis del espectáculo nos cuenta que: “Mi abuela tuvo un ACV, entonces me mudé con ella. En tres meses aprendimos a hablar de vuelta. Por tres meses la escuché murmurar dormida: insultar, entre maullidos, a sus fantasmas. Un día mi abuela recuperó su voz. Y empezó a escupir sapos. A tejer, en la oscuridad, una enredadera de secretos a nuestro alrededor.” lo que tiene preparada la creativa puesta en escena de Ignacio Tamagno, es muchísimo más que esto.

Tamagno concibe un espacio escénico alejado de toda convencionalidad, con una platea que además de la distribución tradicional, también “invade” el mapa donde se desarrolla la historia: una geografía evocando a lo campestre que se construye particularmente con montículos de tierra, desniveles, ladrillos apilados en diferentes formas y dos palas con las que las protagonistas golpean con furia para alisar el terreno.

En un ambiente de ensoñación y fuera de cualquier marcación tiempo-espacio precisas, la protagonista y su abuela empuñan tubos (fluorescentes?) que van cambiando de color y generando nuevos climas de acuerdo con cada una de las necesidades de un texto que abarca y recorre diversos matices, apoyándose tanto en el poder de la palabra como en esta instalación visual que completa el espíritu de poesía que atraviesa el relato.

Sin dudas “LA SAPO” cruza intencionalmente teatro con literatura, textos llenos de poesía que funcionan muy bien en el terreno de la prosa, encuentran en la puesta de Tamagno la posibilidad de volverse teatrales, aún cuando no reniegan de un formato más literario. Estas dos mujeres “dialogan” a través de recuerdos que van desgranando en los cuales el hilo conductor es la historia de la línea de mujeres de la familia. Madre, Abuela –e incluso bisabuela y quienes las precedieron- y Nieta se encuentran en ese espacio fantasmático que se abre a campo traviesa en donde se redime el dolor de varias generaciones. Mujeres que han tenido que lidiar con la violencia y la presión de una sociedad machista, van encontrando una nueva forma de contención, un diálogo que conecte  esas almas que atravesaron tanta violencia y maltrato.

En la figura de esa abuela que vuelve al reencuentro, la protagonista explora no solamente un entramado de recuerdos de su historia familiar sino también permite la reconciliación con aquellas generaciones que fueron dejando descendencia, para un futuro al se le pueda dar un sentido diferente, un espacio más amoroso y de contención, una fuerte sensación de hermandad.

El texto de Tamagno tiene una poética muy dulce, juega con algunas reiteraciones, con diálogos que se repiten como un eco y con distintas inflexiones. Si bien el texto es de por sí bello, puesto en las voces de Eva Bianco y Carolina Saade, abuela y nieta, pasado y presente, furia y calma, la dramaturgia se eleva y nos sumerge en esta propuesta sumamente particular. Ambas se lucen en cada recoveco que les deja su personaje, conectan de forma profunda en las miradas y en el diálogo con sus cuerpos, logrando escenas de mucha belleza visual.

LA SAPO” se ha estrenado en diversos festivales en España, Dinamarca, Chile y Uruguay, acaba de formar parte de la edición 2023 del FIBA y quedan tres funciones en el Espacio Cazadores para que se pueda seguir disfrutando.

“LA SAPO”

Dramaturgia y dirección: Ignacio Tamagno

Con Eva Bianco y Carolina Saade

Fundación CAZADORES – Villaroel 1440 – CABA

Jueves 09/03, Viernes 10/03 y Sábado 11/03 a las 21 horas

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