
Por Rolando Gallego

Guadalupe Docampo vive un gran momento, al estreno de La casa de los conejos, su participación en Al Impenetrable, actualmente en rodaje, suma la dirección de La Ceremonia y el próximo estreno, en salas de Las Furias. Sobre todo eso hablamos con ella.
¿Cómo es para un actor reconectarse con un trabajo hecho hace tanto tiempo?
No es fácil, porque por un lado están las experiencias de los rodajes, que quedan como un bagaje inconsciente, incorporado, y los más difícil es después de tantos años comunicar la película para que la gente se interese y vaya al cine, es decir, no las cosas personales que me pasaron a mí, entonces es difícil. Y a la vez esto es muy común, porque hay películas que los procesos son muy largos, como en esta, que la terminamos de rodar en 2017.
¿Es algo cada vez más frecuente esto no?
Sí, como me parece nuevo tener que comunicar desde mis redes personales el trabajo, antes no era esto así, y hay que generar expectativa sobre el proyecto y después en el estreno con las cuentas personales de uno.
En pandemia además esto se potenció con el lanzamiento de proyectos online, que limitaban aún más todo…
Sí, con Las Furias pasó que fue de las primeras que se estrenó dentro de este contexto y la gente la vio mucho. Fue super extraño hacer la prensa de la película sin estar con mis compañeros, porque en el cine independiente muchas veces hasta nos ponemos de acuerdo para comunicar.
Y además están todos juntos en ese momento…
Claro, y además recuperas imágenes del rodaje, memoria, emoción, y en este caso en particular trataré de acompañar a la distancia, porque ahora está en Juan José Castelli, Chaco, rodando una película.
¿Cómo llegaste al proyecto? ¿Habías leído la novela?
Valeria me convocó cuatro años antes de hacerla, ella tiene una historia muy similar a la que cuenta la película, leí la novela y el guion, si bien tiene su recorte o particularidad de Valeria, es bastante fiel al libro, y me encantaron ambas cosas, el guion y el libro. Y apenas supe que iba a encarnar a Ana, un personaje mucho más joven que yo, pero con mucha fortaleza y entrega por la revolución y con una idea potente sobre la maternidad, todo muy lejano a mí, y para construirla pude, gracias a amigues, conectarme con miembros de HIJOS y visité la ESMA, además de investigar mucho, para empaparme y comprender el compromiso político a riesgo de muerte de los protagonistas. Con el estudio y la entrevista pude entender mucho más sobre lo que estaba aconteciendo.
Y que en este contexto en particular, estaba Laura niña empujada a vivir una realidad en donde perdió su niñez, de alguna manera…
La problemática que plantea la película, de una historia escrita post dictadura y post juicios, desde una niña que ahora es mujer y que alza la voz para decir que sufrió. Indagando en la historia de estos jóvenes, que creían que otro mundo era posible, convencidos que iban a hacerlo y tal vez la forma de vida en la clandestinidad era parte del sacrificio para lograr alcanzar ese mundo. También había algo que si mi personaje dejaba con sus padres a su hija, terminaba siendo moldeada en base a una mirada del mundo que querían cambiar por completo. Abordé el personaje no desde el prejuicio o el juicio, sino tratando de entender por qué hacía lo que hacía y que en este caso, creía que era lo mejor que podía hacer en esa situación. No es que elegía la clandestinidad, pero era la única opción para no terminar muerta. La película genera un pensamiento sobre cómo se hizo sufrir a los niños, pero si uno mira la realidad de la mayoría de los niños que nos rodean, e incluso nuestras infancias, fuimos abusados y no en pos de un mundo mejor, por lo que hay que correrse un poco de esa mirada. Y en el caso de esta niña, independientemente que se le exigía cosas, se la exponía a la verdad. En el rodaje había militantes mujeres, y yo no sabía por qué estaban ahí, y pasado el tiempo, me dijeron que estaban ahí para ver cómo representaba eso. Como sociedad nos falta mucho para elaborar la voz de los sobrevivientes.
Y la de los niños sobrevivientes…
Claro, y esos niños están y son parte de ese silencio, no del que les tocaba vivir en esa casa, sino el propio, del que aún hay mucho para revelar porque además siempre hay, sobre los sobrevivientes, sospechas sobre traiciones. Hay mucho, mucho, mucho por elaborar y por eso celebro la película, con una mirada distinta.
¿Cómo sigue el año de trabajo? ¿Hay algo pendiente de estreno?
Ahora La casa de los conejos y espero que Las Furias tenga el estreno presencial, que es lo que nos prometieron, y tenemos pensado ir a la función vestidos como los personajes. Después llega la cuarta temporada de El Marginal. Ahora filmo la ópera prima de Sonia Bertotti y Juan Manuel Domínguez que se llama Al impenetrable, y es una producción con un equipo de 70 por ciento de mujeres y 30 de hombres. Además, más allá de esto, estoy haciendo el “pase” de la actuación a la dirección, hice dos cortos, pero durante la pandemia me presenté con un guion de largo al concurso de desarrollo del INCAA así que espero hacerla pronto. También durante la pandemia me estuve dedicando al guion, que es mi otro trabajo, y estoy haciendo la adaptación de Tercer Cuerpo de Claudio Tolcachir a guion cinematográfico con dirección de Hernán Alvarado, y también estoy haciendo el guion del documental Cuerpos Juzgados, de Mariana Carabajal, sobre la problemática de las emergencias obstétricas en El Salvador.
¿Te entusiasma esto de ponerte detrás de cámaras?
Sí, yo estudié la carrera de Diseño de Imagen y Sonido, durante ocho años, no la terminé, pero era lo que creía que siempre iba a hacer. Fantaseaba con Cassavetes, que él paraba los rodajes, hacía películas, y con esa plata, volvía hacer películas, y entonces entendí que tenía que hacer eso, películas con mi plata y Pablo Fendrik un día me dijo que eso no hacía falta.