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Por Marcelo Cafferata

Muchas veces el impacto de un documental, más allá de la profundidad que involucre el campo de su investigación y la idoneidad con la que esté realizado, radica en encontrar un tema atractivo, novedoso, algo que todavía haya quedado sin abordar, y ahí radica su mayor potencia.

Uno de los grandes aciertos del trabajo de Darío Arcella en “FUI ALAN POR UN AÑO” es haber elegido hacer foco en el tema de los indocumentados. Con gran pericia, construye un retrato coral, múltiple y diverso, donde los protagonistas son personas adultas, que por diversos motivos jamás han tenido su DNI. Algo que para casi todos puede parecer absolutamente impensado, hace que la propuesta no sólo llame la atención por la elección del tema sino por la cantidad de implicancias que tiene este hecho al no poder contar con algo tan básico e  importante como es el documento nacional de identidad.

Personas que, por diversos motivos (entre ellos una madre que acompaña a su propia hija en el derrotero de conseguir el DNI dice “se me pasó el tiempo de anotarla en el hospital y…”), no cuentan con la posibilidad de demostrar su identidad, frente a cualquier trámite formal pasarán a ser un NN, con todo lo denso y angustiante que esto implica en nuestra historia reciente.

Historias de vida que cuentan cómo han tenido que abandonar su escolaridad, que fueron echadas del colegio por falta de documentación, que no pueden ser atendidas médicamente en ningún hospital excepto en algún lugar privado al que muchas veces es imposible acceder por temas económicos, que no pueden incorporarse al mercado laboral formalmente y que para poder conseguir un lugar han tenido que hacerse pasar por otros con el DNI de algún familiar, comienzan a tejer en entramado de historias que muestra Arcella con una mirada compasiva, sin juzgamientos y con su cámara captando cada relato personal con suma espontaneidad.

En este marco tan devastador, el Estado parece seguir poniendo trabas, arando laberintos kafkianos para que un trámite se prolongue por años y cada uno de estos protagonistas siga viviendo sin su identidad y sin la posibilidad de tener sus derechos a salvo.

El trabajo de Arcela es preciso, profundo y real. Nos pone frente a frente con este tema y le da voz a quienes están absolutamente fuera del sistema, ese que no hace más que marcarles que no son nadie, que no existen.

FUI ALAN POR UN AÑO

de Darío Arcella

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