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Por Rolando Gallego

Hoy llega a las salas Romina Smile, nueva película de Pablo Stigliani, protagonizada, de manera magistral, por Martina Gusman. Con ella hablamos para conocer detalles de su llegada al proyecto, su interés en él, y sus vivencias personales sobre las exigencias de una industria que quiere a mujeres jóvenes en la pantalla.

-¿Qué fue lo que te atrajo del proyecto?

-Lo que más me atrajo del proyecto fue la propuesta, concretamente la propuesta de Pablo. Me mandó el guión, tuvimos una charla entre nosotros y me pareció que era una temática súper importante para poder acompañar todo lo que tiene que ver con la objetivación del cuerpo de la mujer, cuando el cuerpo de la mujer de alguna forma se transforma en un objeto y es como tanto la llave de ingreso al sistema a una edad o en un determinado momento, como la expulsión en otro momento de su vida. Me parecía que esta temática era muy interesante, sentía que me interpelaba mucho como mujer en general y me parecía importante  ponerle un poquito de luz a esta temática. Hablé con Pablo, me encantó su idea y su manera en que él quería de alguna forma abarcar la temática y por eso me embarqué bastante rápido. Una vez que leí el guión, entendí cómo era y me entrevisté con él, fue como, sí, ya, quiero acompañar este proyecto.

-Hay algo interesante de la propuesta que es esta mirada que él tiene sobre el cuerpo de la mujer, sobre Romina, justamente siendo el hombre ¿también es algo eso que te interesó?

-Sí, totalmente, incluso, o sea, te voy a ser 100% sincera, esto a Pablo se lo dije, o sea, apenas me llegó el guión y cuando vi que iba a ser como un director hombre, mi primera sensación fue como de, uy, no sé, me voy a entrevistar como para ver qué onda, pero también tenía como el preconcepto o el prejuicio de alguna manera de, ¿cómo va a ser abarcado esto? ¿va a ser cuidado? ¿no va a ser cuidado? ¿va a poder tener realmente una representación femenina? Y en ese sentido estoy súper contenta, siento que sí, que en ese sentido Pablo tiene una sensibilidad muy interesante, muy particular, desde el mundo de la mujer. Y creo que está como muy bien retratado en ese sentido.

-Hay algo también interesante que tiene que ver justamente con esta Romina despojada y en silencio, digo, ¿cómo la construcción del personaje? Porque tiene, más allá de todas sus contradicciones, mucha verdad

-Tiene algo de lo contemplativo la peli, como un tempo dramático que también charlamos mucho con Pablo en ese sentido, y creo que va acompañado por la fotografía, por la dirección, por todo en general. Y me parece que tiene algo como de un desafío muy grande también, es que todo el tiempo está acompañando el punto de vista del personaje de Romina, y esto también era un desafío en sí mismo, es decir, bueno, ¿cómo ir acompañando? Y que ese tipo de mirada construye al relato. Entonces hay algo también de este tiempo del que hablás, y de cómo el personaje va decantando las diferentes situaciones que les va pasando, que era súper importante poder retratar en ese sentido desde la mirada de Romina y desde que el ritmo o el tempo del sentir, del ir decantando lo que va pasando, tiene un tiempo determinado, concreto, como un temple también determinado. Y ahí sí fue como muy buscado también, todo lo que se cuenta y se muestra, y todo lo que de alguna forma no se muestra explícitamente, pero vamos construyendo también con esta mirada del personaje, con estos silencios, con este decantar de todo lo que le va pasando, que es un momento concreto de su vida, y al mismo tiempo que es un antes y un después en su vida, en ese sentido.

-Da la casualidad que en Argentina va a coincidir el estreno de Romina Smile con La sustancia, que también reflexiona sobre el cuerpo de la mujer, ¿cómo fue también encarnar la Romina y también saber que está todo este detrás en la película?

-Como te decía antes, me parece que tiene que ver con esto de la mujer objeto, que tiene mucha coherencia con lo que decís, de la contradicción con la otra peli. No la vi, pero sé la temática y sé también por dónde va. Y totalmente, siento que hay algo que está muy relacionado con esto, con la mujer como un objeto mucho más allá de su cuerpo, que un poco toda la ruptura que venimos de un tiempo a esta parte del Me Too y todo lo que fue pasando y revolucionándose, de las posibilidades, de la diferencia en las posibilidades. Este lugar de la mirada patriarcal, de alguna forma, donde la mujer pasa a ser un poco un objeto, en todo sentido. En el cuerpo se ve más explícito, es como más obvio, más burdo, más concreto, más explícito, tanto por un lado, para el otro, como la llave de ingreso, la impunidad de la belleza, o la llave de ingreso desde un lugar hasta el descarte desde otro, pero tanto desde un sitio como en el otro, estamos hablando desde una cuestión de mujer objeto. Y eso me parece que es como muy interesante en ese sentido. Y la película dignifica mucho desde ese lugar. Me parece que la palabra dignidad también acompaña mucho el personaje y el proceso de lo que ella va viviendo, como de alguna forma estoicamente intenta sobrellevar la situación. Y toda esta cuestión como paradójica también, donde parece ya empezar a ser vieja para ser promotora, pero parece ser muy joven para ser una cuidadora de una señora grande, como que por un lugar o por otro, queda excluida por esta presión patriarcal o cultural de cuál tiene que ser el rol de la mujer, de cómo es en función de esto. O sea que sí, me parece como muy interesante. Y una reflexión que también va no solamente desde lo micro hasta lo macro, hasta lo más general. Desde la elección particular del cómo envejecer, o de cómo ir transformándose. Hasta todas las presiones sociales que de alguna forma vamos teniendo a nivel cultural. Que me parece que en ese sentido es como muy interesante. Y que la peli tiene algo muy profundo porque siento que es un retrato todo el tiempo desde este punto de vista del personaje, pero que también va implicando mucho al espectador dentro de todo este proceso.

-Imagino que vos también debés tener presiones desde el  afuera, ¿cómo se vive un poco eso?

-Eso es difícil, es súper difícil. En lo personal hay algo del cuerpo que nunca me preocupó en exceso, en el sentido de que, no sé, deseo poder envejecer bien e ir acompañando los diferentes procesos. Y me siento muchas más cosas que la exposición de la parte que representa a la actriz de la exposición del cuerpo. También soy productora, soy psicóloga, estoy trabajando muchísimo como psicóloga. Pero es cierto que hay algo que me interpela y que no me imagino, por ejemplo, súper mayor siendo actriz. Me pasa un poco esto, ¿cuánto me voy a querer exponer o no? ¿Qué personajes voy a tener ganas de hacer o no? También hay todo el mundo, esto que hablamos de la cultura general, no lo voy a reducir a la industria audiovisual, porque es como más general. El inconsciente colectivo, de qué rol toca de la mujer, es muy diferente al del hombre. Ves actores hombres que no importa, tienen 60 y siguen haciendo personajes como si tuviesen de 30, y en las mujeres es proporcionalmente inverso. O sea, mujeres que crecerían y que sería normal que tengan determinada edad, no, se piensa en el inconsciente colectivo de una mujer más joven, por ahí de un hombre. Y hay algo de esto que es como muy fuerte de cómo de alguna forma se va transitando, por más de que obviamente después hay actrices que admiro muchísimo y que van envejeciendo hermoso y que van acompañando, pero sí siento que en ese sentido es súper duro para la mujer y más en este tipo de carreras, como tiene que ver con la actuación, porque por ahí con mi parte de psicóloga me pasa exactamente un poco lo opuesto. Cuanto más grande voy siendo, es como que te consideran con más experiencia y más sabia, y tengo más pacientes ahora de lo que de repente tenía cuando era más joven, que era de repente, pero ¿cuánto sabes vos o no? ¿Cuánto estudiaste o no? Porque te considero muy joven, un poco lo que le pasa a Romina de alguna forma cuando va a cuidar a la señora mayor. Pero en ese sentido es un desafío súper grande y sobre todo por la presión externa. Yo me doy cuenta que a mí me interpelan un montón de propuestas y de cosas. No te harías cosas, no querés hacerte, como que de repente no sé, no quiero, quiero envejecer, iré envejeciendo de a poquito, bien, pero sí, creo que es algo que nos interpela tanto hombres como mujeres, porque por eso está también la crisis de los 40, las mujeres, la crisis de los 50 en los hombres, un poco lo que tiene que ver también, que ahí ya me voy a un plano más filosófico, con el concepto de la finitud, un poco lo que empieza a traerte a tu imagen en el espejo, es que la vida no es infinita, que en algún momento va a terminar y lo que cuando sos más joven y sentís que va a ser eterno, en un momento te empiezas a ver al espejo y decís, para, guau, no va a ser eterno. Empieza a tener las primeras arrugas, o empieza no sé qué, o bueno, me queda un montonazo porque me queda la mitad de la vida, pero me queda la mitad, no me queda toda. Y entonces ahí uno empieza a reflexionar en un montón de cosas más generales. ¿Qué quiero para esta mitad de la vida que me queda? Como cuando el tiempo ya no es infinito. Y ahí me súper interpela, y por eso también estoy haciendo muchos cambios más generales en mi vida, dedicándome mucho a lo social, mucho al mundo de la psicología, algo que antes hacía muy activamente en el mundo del voluntariado, pero que por ahí dejaba un poco más para un futuro que me imaginaba y de pronto fue como, no, pero para, lo quiero hacer ahora, lo quiero hacer en esta vida, lo quiero hacer. Y entonces estoy como compatibilizando un montón la actriz y la psicóloga. Por ejemplo, ahora mucho más que antes. Antes era toda la actriz, el voluntariado y la psicóloga, y ahora estoy como más mitad y mitad en una forma mucho más consciente. Bueno, pero no tenés que dejar de actuar, por favor, Martina. No, no, no, no voy a dejar de actuar porque siento que es una parte mía, es una parte creativa, es una parte que me encanta porque también tiene una connotación social para mí súper importante de los personajes y de lo que quiero expresar. Pero también decidiendo mucho qué personajes quiero hacer y qué no. Y como no tan genérico, como que estoy mucho más en los no que en los sí de lo que quiero hacer. Para ahí es un proyecto, hago un proyecto como Romina Smile, que para ahí como peli es más chiquita y de repente dije que no a un montón de otras cosas que me estaban proponiendo, más de plataformas y no sé qué, porque eran personajes, ahora que estoy más acá también en España, que de pronto me daba cuenta, no, no tengo ganas, o sea, para hacer este personaje que no siento que realmente va a aportar algo para mí. No es que estoy juzgando, digo no, prefiero dedicarlo más a la psicología, entonces eligiendo mucho más en ese sentido.

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