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Por Rolando Gallego

El realizador Mariano Cócolo estrena en Sala Lugones su película La Calma, y con él hablamos para saber más detalles de la propuesta.

¿Cómo surgió la idea de hacer La Calma?

La idea de La Calma nace por la necesidad de mostrar una realidad que se repite en todo latinoamericano en los territorios alejados de las capitales. Donde las personas que habitan y trabajan la tierra con costumbres ancestrales que les han sido heredadas de generación en generación son víctimas del abuso de poder por parte de empresarios del campo que con total impunidad hacen y deshacen en estos territorios donde no hay garantías ni seguridad para campesinos y campesinas. El desierto de Lavalle, Mendoza esto ha sido moneda corriente y gracias a las luchas de la misma comunidad, jóvenes que acceden a información y estudios y han conseguido herramientas para abordar estas problemáticas, hoy esa realidad está cambiando.

Hay un subgénero de películas que trabajan las dinámicas entre patrones y empleados, ¿qué te atraía de esto?

Las injusticias creo, en todos sus ámbitos. No solo el campo sino también en un shopping, o el lugar que sea. El abuso de poder me parece una de las miserias humanas más peligrosas por que históricamente pierden los que menos tienen. Y lejos de las capitales eso es aún peor.

¿Siempre fue Tania Casciani a la opción para la protagonista?

El proceso de la película fue muy corto. La escribí en Marzo y la filmamos en Julio para darte una idea. Pensé en trabajar con una persona que no fuese actriz pero esa idea duro poco hasta que apareció la posibilidad de que sea Tania y la verdad que fue un gran acierto.

¿Qué trabajo hiciste con ella para que esté tan increíble, como lo está, en la película?

Yo creo mucho de ese trabajo lo hizo ella. Entendió perfectamente el personaje, conoció el lugar donde filmamos y la familia que ahí vive que es la familia de Doña Petrona Mayorga y Don Víctor Mayorga. Decidió quedarse en el lugar donde todo el rodaje. Fue un trabajo maravilloso. Tania es una persona muy sencilla y generosa y creo que eso hace que el trabajo fluya a lugares muy increíbles. Trabajamos el guion e hicimos algunos ensayos, pero casi todo lo construimos en equipo en el campo.

¿Por qué elegiste el blanco y negro para relatar?

Hay dos motivos fundamentales de esta decisión. Primera que al tratarse de un relato de personaje quería acentuar lo que más pudiera el foco de atención en Tania. Además de que retratar el secano lavallino en BYN es algo que quería hacer hacía mucho tiempo.

En tus películas el afuera y el fuera de campo son claves, ¿por qué?

Creo mucho en el sonido, en el espacio y en profundizar más allá de la pantalla. Creo que es importante entender que todo en todo momento está contando algo y que además está conviviendo con el encuadre. Hay una necesidad de libertad en eso, una búsqueda de ampliar la dimensión de lo evidente y lo inmediato, para darle lugar a los sentidos desde otros lugares y no solo ver y oír lo que tenemos frente a los ojos.

La película está recorriendo festivales y ahora llega a las salas ¿Expectativas?

En festivales la película ha sido muy bien recibida y lo más enriquecedor ha sido el intercambio con el público. Poder charlar sobre la misma y sobre las decisiones que hicieron que sea lo que es, es maravilloso. Las expectativas son que se siga viendo y que llegue a la mayor cantidad de gente posible y ojalá poder estar ahí para compartir lo que la película les genera.

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Sí, estoy trabajando en Las Tumanas mi próxima película de ficción y El Tormento, guion que estamos empezando a escribir junto a  Facundo Romero.

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