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Por Rolando Gallego

La nueva película de Alejandro Agresti, Lo que quisimos ser, está protagonizada por Eleonora Wexler, quien además recientemente presentó La mente del poder, de Mariano Hueter en Flow y TNT. Hablamos con ella sobre ambas propuestas para conocer detalles de su gran presente.

-¿Cuál es tu vínculo con el cine? En la película son dos personajes muy cinéfilos que se conocen viendo esta comedia maravillosa de Howard Hughes. ¿Cuál es tu vínculo con el cine?

-Es un vínculo cercano. No soy una experta en cine. Siempre desde chica hubo cine en mi casa. Iba mucho al cine. De chiquita me llevaban mis viejos. No sé si íbamos al cine Lorca en ese momento o por la calle Lavalle. Que estaba lleno de cines. Porque yo vivía en Parque Patricios, ahí nací.

-Te traían y era como “la salida”…

-Cine y teatro, siempre. Siempre en mi casa había películas. Dany Kaye, Ginger Rogers, Fred Astaire, había mucha comedia musical, Louis Armstrong,  Las cinco monedas. Tengo muchos recuerdos, Jerry Lewis, Dean Martin, tenía como todo ese mundo. Primero cuando era niña que era ese mundo. Después más de adolescente, ya estudiando y todo, me iba sola al cine. Vivía en once y me iba sola al cine. Para mí es el mejor plan. Viste que la gente dice, no, yo solo no voy al cine. Para mí es el mejor plan. Yo tenía unos planazos. Me acuerdo de ver Elizabeth, por ejemplo, en el cine. Me había partido la cabeza. La Reina Margot, que me había partido la cabeza. Camille Claudel. Títulos que me quedaban porque era más chica. Y me las iba a ver. Y para mí eran un viaje. Estaba trabajando. Iba a ver mucho teatro. Pero para mí era como alimentar mi alma. Después, obviamente, hubo Lucrecia Martel y para mí era una directora a quien yo admiré siempre. Alejandro, para mí, esto era como un sueño cumplido.

-¿Qué te pasó cuando te dijeron que ibas a trabajar con él?

-Y sabía que iba a ser un mundo particular. Igual, cuando leí el guión, lo que me pasó fue que me emocionó. Me conmovió. Me parecía algo tan distinto para hacer. Una historia de amor tan diferente, tan original. Y con un nivel de verdad, que no tenía dudas. Tenía directores a quienes admiraba, con quienes quería trabajar. Veo, veo bastante cine. Me gustaría ver más cine del que veo. Por el tema también de horarios, acomodarse. A mí me gusta ver tranquila la película. Me gusta verla, disfrutarla, tener mi tiempo. Voy al cine. Pero me gustaría ver más de lo que veo. Tengo amigos que son cinéfilos, pero a fondo, y que ven todo el tiempo. Y me recomiendan algo para ver. Porque si uno me dice, ¿tenes alguna preferencia? No. El plan es sentarse y ver algo. Me gusta nadar en cine. Me gusta también el pochoclero. Así como me gusta también el teatro comercial, el teatro off. Soy curiosa.

-Habiendo participado de una serie que de alguna manera desnuda, algunas cuestiones que nosotros siempre imaginamos, ¿cuál es la mirada que tenés del poder después de haber participado de una serie que justamente pone en evidencia muchos hilos y detrás de escena?

-Bueno, en este caso, a mí lo que me pasa con la serie, tocando las aristas que tienen que ver con los políticos, con, también como dices, un poder colectivo, un poder de ser, un poder de crear, que también hay un poder que lo dice el personaje en un momento que es un monstruo que lo juega a todos, entonces, qué pasa en esta serie, en los personajes, y el poder, que es interesante, los vínculos también, donde se juega mucho el poder, los ven todos.

-Y ahora vamos con otra composición, la mentira. Estás haciendo en el teatro La Mentira, una obra en donde la mentira es como el motor, digo, poder y mentira, ¿cómo se linkea a todo eso?

-La mentira es el motor de todo. ¿Qué es la verdad? ¿Qué es la mentira? Es la gran pregunta, entonces, yo tengo poder sobre vos para contarte algo y otro tiene poder sobre otra. ¿Hasta qué punto tenés ganas de que el otro te diga la verdad? Estoy pensando. Yo tengo el poder de decir la verdad y por el otro el que quiere escuchar la verdad, en la serie está eso, la verdad y qué quiere escuchar el otro. La gente joven de la serie maneja un poder colectivo, todos los adultos manejamos un poder individual, absolutamente individual. Y además también, no sé de qué manera podríamos hablar de colectivo. Está mal entendido por la gente, no es un poder de las masas, no se puede comparar absolutamente nada, no se puede controlar, pero tenemos mundialmente, bueno, pero mundialmente tenemos que el poder puesto en una persona o en un grupito de personas, son los que manejan la colectividad del mundo, no sé de qué, ¿qué quiero decir con esto? Te abre un signo de pregunta enorme.

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