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Por Rolando Gallego

Lo que queda de nosotros, de Alejandro Ricaño, tendrá a Carolina Ramírez, la estrella colombiana de La reina del Flow, junto con Alberto Ajaka en escena. Por el estreno hablamos con ella.

¿Por qué elegiste vivir en Argentina?

Hay muchas cosas por las que uno quiere vivir en este país. Primero porque estoy casada con un argentino hace años, en el plan de vida que elegimos juntos uno se reparte un poco dónde tiene que estar, y la pandemia hizo re pensarnos dónde queríamos estar. No estoy 100 por ciento acá, porque todavía tenemos muchas cosas allá, la empresa, nuestro patrimonio también, y compromisos que me obligan a ir, porque está mi familia, aunque aquí también hay seres queridos a lo que hay que poner un poco el ojito, como mi suegra, que es muy mayor, ya era hora de llegar acá. En Buenos Aires encuentro muchas cosas que me gustan, me gusta el espacio público, la cultura, el arte, el quilombo que tienen, que sea Latinoamérica, y no desligarme de ella me hace sentir siempre en casa.

Filmaste una película con Nancy Dupláa dirigida por Natural Arpajou, ahora esto en el teatro, y estás en una posición que te permitiría hacer otras cosas…

No me vuelvo loca por hacer películas en Hollywood, porque a mí algo que me aleje de Latinoamérica me haría mucha nostalgia.

Y menos para hacer esas cosas en las que el latino es el villano…

Exacto, o el cliché, del narcotraficante, etc., igual todo es trabajo, y no vamos a escupir para arriba. Llegar a Argentina no es una decisión de descarte, es una decisión tomada desde la primera vez que pisé el país en 2018, es un país que tiene abiertas las puertas a los extranjeros, vital para mí y para el resto de Latinoamérica, porque ha nivelado la balanza en cuanto a dignidades y ciertas cosas que solo este país a nivel región puede proveer, educación y salud, en eso ustedes están más adelantados, con todos los problemas que puedan tener, pero es un país que abre las puertas con generosidad a Latinoamérica.

¿Cómo surgió la idea de hacer esta obra aquí?

Es una obra mexicana, de Alejandro Ricagno, con quien tuve la oportunidad de trabajar en 2018, en Colombia, y esta obra, con Mariano, mi marido, vimos una oportunidad grande de llevar algo que nos mueve mucho, de la historia de una niña atravesada por una tragedia acompañada por un perro. Eso nos encuentra, porque somos muy “perreros”, y “gateros”, y nos dio la excusa perfecta para trabajar, vimos y leímos muchas cosas, pero esta obra nos dio conmovió, por el mensaje que deja, por la transformación que puede encontrar cada espectador, con ese espejo de una realidad tan dura, pero es hermoso a partir del arte cambiar paradigmas, creo en ese tipo de arte y lucho por ese tipo de arte y cuando surge la posibilidad de hacerla, pues no la vamos a desaprovechar.

Tenían el texto, tu participación, pero faltaba un compañero ¿Cómo llega Alberto Ajaka a la obra?

Necesitábamos a alguien que le gustara el texto de entrada, y no nos preocupaba encontrar aquí a un gran actor, porque tienen muchos. A Alberto lo conocía por su trabajo en Guapas, que vi en Colombia, y cuando empezamos a hacer la lista, soñando, anotamos a varios, pero fue Mariano quien me lo trajo a la mente, porque creía que el correcto era Alberto pero se me cruzaba con otro nombre, y bueno, hablamos con él, nos dijo que le gustó el texto y quería subirse al barco. Hay constantes desdoblamientos de personajes, somos dos pero como diez, y eso crea una dinámica, con tras polarización del tiempo, reaccionando al pasado los personajes o al futuro y para eso necesitábamos a un gran actor. Yo hice ya la obra en Colombia, dirigida por el autor, pocas funciones, y soñábamos hacerla acá, con un público exigente.

¿Da miedo?

Respeto, hay una gran responsabilidad porque es un público que conoce y va al teatro, con una gran oferta, teniendo el lujo de poder escoger, y ojalá les guste. Por agendas apretadas no pudimos instalarnos más tiempo, pero está la oportunidad de volver, de hecho el público me conoce como actriz, de televisión, pero es otra cosa, porque la tele se corta, se arma, es otra cosas pararte en vivo y mostrar de qué estas hecha y la obra tiene esa oportunidad. Espero estar a la altura del público argentino.

Has estado vinculada a cuestiones políticas de tu país, recientemente hubo elecciones en Colombia ¿Cómo vivís a la distancia esto?

Estoy comprometida socialmente, Colombia históricamente ha sido un país con un conflicto interno y armado muy doloroso, con muchos agentes que han configurado un país de mucha desigualdad e injusticia, que se parece a muchos países de Latinoamérica, pero lo que lo hace tan particular es que tiene un conflicto armado activo, que apenas lo estamos reconociendo y a sus víctimas, y un día senté una posición pidiendo que dejen de matarnos, que el Estado deje de matarnos, y por eso, esa lucha, parece tan política, pero es social. Sueño con un país en el que la paz esté por encima de cualquier cosa. Tenemos otros problemas también como el narcotráfico, que está presente en toda la región, pero principalmente tenemos que configurar y replantear es el paradigma en el que la guerra y la muerte es la única salida. Como agente público seré un puente siempre para mostrar a quienes no pueden ver, porque los medios siempre tapan y esconden, realidades y que la gente y el resto del mundo entienda que Colombia es un país maravilloso pero tiene un conflicto activo.

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