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Por Marcelo Cafferata

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Primeramente hay que apuntar que el estreno de “ZOMBIES EN EL CAÑAVERAL” dentro de la plataforma www.cine.ar/play no se trata de un filme de terror como puede presumirse por su título sino que es documental sobre una de las películas más emblemáticas de ese género. Emblemática no sólo porque ha sido una adelantada a su época sino por todo el misterio que rodea a su filmación, a los realizadores y fundamentalmente por su guion que se encuentra completamente desaparecido, prácticamente imposible de encontrar.

Hay una enorme cantidad de datos, anécdotas y hasta mitos que rodean al génesis y la concreción en 1965, en un particular momento de la provincia de Tucumán, de una película visionaria, inédita y rupturista para la época, de la mano de un director que por el propio devenir de la historia, fue quedando en el en el olvido. Su trabajo se verá rescatado y puesto en valor, de la mano de esta Opera Prima de Pablo Schembri, que recopila material de archivo, entrevistas, afiches y trailers para dar marco a lo que se gestó de la mano de Ofelio Linares Montt y se ha convertido en una película de la que todos los fanáticos hablan, pero que nadie ha podido ver y que, luego de un accidental incendio, se considera totalmente perdida.

El documental se mueve por diferentes ejes, todos ellos muy interesantes, que ordenadamente y con un esquema narrativo tradicional, se van desenvolviendo a través de un ágil desarrollo. Comenzando por la frase rectora de Linares Mont referenciando a Hitchcock “hacer sufrir al público todo lo que sea posible” va naciendo este film que se inscribió dentro del cine Clase B y la exploitation y llegó de esta forma a impactar en el mercado norteamericano y tener presencia en la mítica calle 42 en pleno Times Square de la ciudad neoyorkina, con su estreno en el teatro Roxy en 1966 en el que recibió excelentes críticas y elogios de los medios del espectáculo más importantes del momento.

ZOMBIES EN EL CAÑAVERAL” fue una obra que permitió abrir camino a todo lo que vino después dentro del género, no solamente en el cine nacional sino que otro de los planteos interesantes que aparecen en el documental es preguntarse cuánto ha podido influir esta producción independiente tucumana en otra de las obras más icónicas del cine de terror como es “La noche de los muertos Vivos” trabajo de George Romero –referente absoluto en el cine de terror- de 1968 con el que se trazan interesantes paralelos.

La figura de los muertos vivos que surge a través del filme de Linares Montt, se transformará en uno de los referentes y figuras más emblemáticas del género, tanto, que ha llegado a formar un subgénero en sí mismo tanto en el cine como en las series televisivas. Pero la interpretación que se le ha podido dar dentro del contexto social de la época y el entorno político, representando a un pueblo oprimido, dormido, silenciado que intenta sublevarse a los mecanismos del poder, lo enlaza con el fuerte aparato de censura de la época que terminó posponiendo el estreno y finalmente prohibiendo su exhibición.

De esta forma, “ZOMBIES EN EL CAÑAVERAL” como documental, avanza sobre un periodo oscuro de nuestra historia, donde el icónico Tato y los mecanismos de la censura en plena época militar prohibían todo lo que tuviese una connotación sexual o vinculación a la política, que, de alguna se podían ver entrelazados en esta producción tucumana.

Violencia, sangre y muertos vivos en una obra que es revalorizada tanto por su calidad como por lo “maldito” del material que, por lo tanto, se ha transformado con el paso del tiempo, en una leyenda y en un filme de culto que es un hito dentro del cine de terror moderno y que, como valor adicional, puede mencionarse que se animó a reflejar la etapa política en plana dictadura de Onganía, en una provincia que al momento de la filmación ya se encontraba atravesada por el germen de las revueltas populares que al poco tiempo aparecieron en el movimiento denominado Tucumanazo.

El documental de Schembri, presentado en el Festival de Cine de Mar del Plata y que obtuvo cuatro importantes premios en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre, ambos del 2019, nos lleva a momentos importantes de la historia del cine de género, con referencias y connotaciones cinéfilas sumamente disfrutables –incluso para quienes no conocemos profundamente el mundo del cine de terror-. Pero fundamentalmente habla sobre la pasión por hacer cine, de la pulsión de idear y embarcarse en un proyecto y poder concretarlo, confiando en él aun cuando  se presenten  todas las adversidades del medio y la suerte no los acompañe.

El panorama se completa con los testimonios de los destacados críticos Roger Koza y Diego Trerotola, la mítica Isabel Sarli –en el segmento relacionado con la censura y los problemas que tuvo el cine de Armando Bó para sobrellevarla- y la directora Laura Casabé quien recientemente ha estrenado “Los que vuelven”, una mirada absolutamente nueva al género, que ha tomado elementos referenciales de estas producciones que fueron pioneras.

Las sensaciones, los recuerdos, las anécdotas divertidas y las más amargas en cuanto a la participación dentro de este filme de culto tanto como las posteriores implicancias que impactaron en  la vida de quienes se involucraron fuertemente con el proyecto, hacen que el testimonio de Linares Mont, que atraviesa todo el documental, tenga un significado más importante aún, que sea una verdadera declaración de principios apasionada por ese deseo de filmar y vivir el amor por el cine.

POR QUE SI:

» Violencia, sangre y muertos vivos en una obra que es revalorizada tanto por su calidad como por lo “maldito” del material «

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