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Por Marcelo Cafferata.

Si bien a Paco León se lo reconoce desde sus diversos trabajos en cine como actor, entre los que podemos mencionar los más recientes como “La Tribu” (junto a Carmen Machi), la adaptación al cine de la exitosa obra teatral “Toc-Toc”, el ritmo pleno de comedia con “Embarazados”  o  la tensión del texto de “7 años”, ha logrado sorprender más que gratamente al público latinoamericano por su participación en la serie “La casa de las flores” con el papel de María José, una abogada transexual, completamente diferente a cualquier otro papel que hubiese hecho hasta la fecha.

Pero también ha logrado generar un estilo marcadamente propio cuando se puso tras la cámara, y arranca su carrera como director, generando dos películas protagonizadas por su propia madre –Carmina Barrios- que fueron absolutamente novedosas en cuanto a la forma de construir su relato. Un ejercicio de búsqueda de un nuevo estilo narrativo, la posibilidad de trabajar con el tono de biodrama, borrando los límites entre documental y ficción, mezcla de improvisación y texto, impregnándolo de espontaneidad, un filoso sentido del humor sin abandonar esa base verídica que justamente potencia y hace que la historia gane en su atractivo.

Presentó en este formato, dos trabajos que llamaron poderosamente la atención en el cine español  contemporáneo como “Carmina o Revienta” –con la que logra tres importantes nominaciones al Goya 2013- y “Carmina y Amén” en donde los personajes respiran un aire auténtico y le permiten a Paco León tomar desafíos y comenzar a encontrar su propio estilo.

Desplegó su sentido del humor y sus obsesiones sexuales en “KIKI, el amor se hace” en donde pareciera no tener pelos en la lengua y sigue intentando romper con cualquier estereotipo y en esta ocasión, se rodea de un importante elenco para contar una historia coral de amor, sexo y tabúes en donde se lucieron Ana Katz, Belén Cuesta, Natalia de Molina y Candela Peña, entre otros.

Con este recorrido artístico y volviendo a imprimir su marca personal, Paco León llega a plasmar una idea atractiva en “ARDE MADRID” y no sólo tiene a su cargo el guion de la serie sino también la protagoniza, y otro de los puntos sumamente atractivos es su puesta en escena desde la dirección. En esta multiplicidad de roles se permite volver a trabajar sobre su estilo y dejar asentada su rúbrica de autor, sus propias obsesiones y volcar su mirada audaz con la que construye una comedia de época (inicios de los ´60 en España) en tiempos de pleno franquismo y convocando personajes muy particulares del show business y la política, mezclándolos otros que espejan un pueblo por ese entonces reprimido y acallado.

“ARDE MADRID” narra las desventuras de una pareja de mucamos que se infiltra en la casa de Ava Gardner –nada más ni nada menos- en tiempos en donde el Régimen necesitaba tener datos sobre las reuniones que se llevaban a cabo en su mansión, desbordantes de excesos de todo tipo, con una mirada más libre y desprejuiciada, con ciertos ecos de liberación y aires “comunistas”, distantes de la presión que el Generalísimo imponía en esos tiempos.

Así llegan Manolo y Ana Mari (el propio Paco León e Inma Cuesta) como el chofer y la mucama a las órdenes de la diva, simulando ser marido y mujer: ella con un problema en su pierna que la ha vuelto retraída, sexualmente reprimida y con un carácter rígido e inflexible. Él, completamente opuesto, tiene la picardía de la calle y no perderá la posibilidad de hacer algunos negocios algo turbios frente al desborde y la desmesura que rodeaba a ese ícono sexual de la época y figura rutilante que todo hombre quería conocer personalmente más allá de tenerla en cuenta en sus fantasías sexuales.

“ARDE MADRID” deslumbra sobre todo en su juego de mostrar el revés del glamour hollywoodense con una actriz embebida en alcohol y sustancias “non sanctas”, con una libertad sexual completamente inusitada para esa época que se hace justamente más evidente frente a ese contexto tan opresivo que vivía la sociedad madrileña.

La icónica figura de Ava Gardner le sirve como vehículo para despuntar muchísimos guiños del mundo del cine, las grandes producciones, los amores prohibidos y los excesos de todo tipo, pero inteligentemente lo mezcla todo dentro del escenario político de la época, no solamente hablando de la persecución y la dictadura a la que Franco iba conduciendo al país sino que también despunta, en los personajes de sus vecinos que se quejan permanentemente de no poder dormir por los ruidos de las incontables reuniones multitudinarias organizadas por la diva, un toque especial.

Porque justamente los vecinos de la Sra. Gardner son Juan Domingo Perón, quien en aquella época se encontraba exiliado en España junto a Isabelita y ven alterado su orden natural con la horda de músicos, artistas y hasta toreros que se congregaban en las maratónicas fiestas hasta altas horas de la madrugada.  

Si bien la figura de la propia diva es el punto desde donde se disparan y en donde confluyen las historias, el peso del relato lo va llevando la propia historia de Ana Mari, sus cambios a través de la atracción que va sintiendo por su marido por contrato y sobre todo, en su vínculo con la otra mucama que trabaja en la casa (la Pilar de Anna Castillo que combina perfectamente ese aire de ingenuidad y fragilidad que trae su personaje), quien le confiesa que ha quedado embarazada, situación completamente humillante para la época.

Inma Cuesta construye su personaje de una forma perfectamente elaborada, que retrata a la perfección esa rigidez y esa represión que poco a poco se va liberando a través de las vivencias y de lo que sucede en la casa y además su química con Paco León es perfecta e indudablemente logran que esta historia simple pero efectiva, se convierta en uno de los puntos que hacen que uno quiera seguir avanzando en la miniserie.

Osmar Nuñez como el General Perón y Fabiana García Lago como Isabelita, trabajan con un registro cercano a la caricatura contenida  y logran combinarse perfectamente en la propuesta de  “ARDE MADRID” y poner su cuota de comedia dentro del retrato histórico que plantea León.

Si bien todo el elenco se maneja en un registro exacto y preciso, con una firme conducción de León como director de actores, la figura de Debi Mazar como Ava Gardner (actriz de reconocida trayectoria, comenzando por los videos de Maddonna y trabajando para grandes directores como Spike Lee –“Jungle Fever” o “Malcolm X”-, Scorsese en “Buenos Muchachos”, Oliver Stone “The Doors” o su participación en “Batman Forever” de Schumacher) realmente logra momentos brillantes cuando aparece con su omnipresente sexualidad, su exuberante figura y que, a su vez, tiene momentos de gran fragilidad y de quiebre, viviendo al límite.

Es así como Paco León logra pintar un fresco de época, visualmente impactante gracias a la fotografía en blanco y negro deslumbrante de Pau Esteve Birba y logra contar la historia en donde a través del guion (escrito por el propio León junto a Anna Costa y Fernando Pérez) donde aparecen momentos de humor y pasos de comedia,  la picardía sexual que siempre aparecen en sus trabajos, sin que esto signifique en absoluto alejarse de su mirada mordaz, crítica y con sátira social que hace precisamente que “ARDE MADRID” se conforme en uno de los productos más atractivos que podemos disfrutar a través de sus ocho capítulos que pueden verse en la nueva plataforma de Movistar.

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