Por Marcelo Cafferatta
Entre todos los pasos de comedia que proponen las diferentes plataformas de streaming, es por lo menos curioso que la comedia australiana “COMO COMPLACER A UNA MUJER” logre llegar a las pantallas de cine, por esos azares que tiene la distribución.
Vayamos primero a la historia: Gina trabaja en una organización que suele liquidar empresas. De esta forma se contacta con una empresa de mudanzas que prácticamente no tiene posibilidades técnicas de poder reformular su modelo de negocios, por lo que está claramente destinada al cierre. Por otra parte, sus amigas le envían un stripper para su cumpleaños y cuando él le propone que va a cumplir sus deseos y hacer lo que ella le pida… ¿Qué le pide Gina? Que se ponga a limpiar la casa y liberarla de esa tarea que tanto la tortura.
Corte al próximo paso: Gina es despedida de un día para el otro. Entonces, casi sin pensarlo aparece en su cabeza una nueva forma de ingresos para ella y que al mismo tiempo permita reformular los recursos de esa empresa de mudanzas que parecía no poder salir de su pozo financiero. El nuevo emprendimiento tendrá un servicio a domicilio de hombres que dejen la casa radiante e impecable pero que fundamentalmente también puedan satisfacer los deseos sexuales de quienes los contratan.
Renée Webster’s hace su debut en la dirección (también es autora del guion) con una película simpática que juega con los tonos de “Full Monty” o del grupo de amigas de “Cuando ellas quieren / Book Club“, pero que en algunos momento encalla con una mirada muy estereotipada y añeja, de la que justamente se supone que una directora aggionada debiese pretender huir.
Webster no logra virar completamente la historia a un modelo femenino actual, vigente, de deconstrucción y, quizás inconscientemente sigue representando a las mujeres cerca de los 50 (o pasados…) como sexualmente insatisfechas, necesitadas de cumplir sus deseos, sin poder expresarse y hasta “enloquecidas” porque un hombre se saque la camisa. Oprimidas por las tareas domésticas y por seguir cumpliendo puertas adentro con los deseos masculinos de los que sólo podrían escapar contratando este servicio de limpieza del hogar con orgasmos incluidos, algunos de los planteos de la historia parecen atrasar unos cuántos años.
Gina es Sally Phillips, una actriz que tiene una gran trayectoria en el mundo de las series y que logra con este papel, un protagónico que le permite destacarse porque es indudablemente la persona adecuada para esa mezcla de mujer decidida pero sometida, consciente de sus necesidad pero adormecida, con una mirada tierna y comprensiva, que entiende el universo de sus amigas a la perfección y puede cumplir con lo que tanto ella como el grupo necesitan.
Quien haya visto recientemente a Emma Thompson en “Buena Suerte, Leo Grande” entenderá las enormes diferencias entre encontrar la sutileza necesaria para bucear en el universo del deseo femenino o tratar en tono de comedia y muy sobre la superficie una teoría demasiado básica sobre las necesidades no escuchadas y socialmente silenciadas.
“COMO COMPLACER A UNA MUJER” gana terreno con algunas escenas divertidas y en la construcción de personajes simples y queribles, aún con las falencias de caer en todos los estereotipos y de una mirada aún estigmatizada tanto para hombres como para las propias mujeres. La simpatía y el oficio de Sally Phillips (por momentos su criatura es tan adorable como la “Shirley Valentine” de Pauline Collins) salvan completamente a la propuesta que además sobre el final tiene aspiraciones de alegato social y se pone demasiado “seria” para lo que proponía desde un principio.
Si bien se queda a mitad de camino y no se anima a mucho más, al menos es un disparador inocente para poder hablar del deseo de las mujeres de más de 50, aunque todos sabemos que no es por ese camino. Pero todo suma si está hecho con buenas intenciones.
