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Por Marcelo Cafferata

Algunas palabras sobre cortos que transitaron en el último BAFICI.

SOMOS LAS DOS

de Emilia Herbst / Competencia Argentina (★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩)

Dos torbellinos de la escena teatral como Valeria Lois y Lorena Vega, que ya conocen de complicidades dentro y fuera del escenario (quien las haya visto, por ejemplo, en “La vida Extraordinaria” sabe de lo que estamos hablando) se unen para dar vida a un texto de Javier Daulte en “SOMOS LAS DOS”.

Ellas son Clara y Alejandra, dos amigas atravesadas por una espera. Poco a poco van disparando algunos datos dentro de sus diálogos afilados y de honestidad brutal sobre sus deseos, sus inseguridades y la excitación propia de la incertidumbre y lo que pueda llegar a ocurrir con esta personaje que esta pronto al llegar.

¿Llegará? ¿Vendrá? ¿Es mejor que no venga finalmente? ¿Hasta dónde llega el deseo y las ganas de exponerse cuando el “invitado” se haga presente? La teatralidad que comparten guion y actuaciones atraviesa todo este trabajo, donde aparecen tensiones, rencores, peleas, frustraciones, rivalidades y genera el ambiente propicio para que Lois y Vega se saquen chispas en un duelo que se disfruta como espectadores.

Ya sea en un escenario o en la pantalla, es siempre un deleite total verlas en acción: el texto las va envolviendo y va in crescendo hasta llegar a un final donde explota el costado más disparatado de la comedia y la tragedia que habitan en esta espera que en pocos minutos, parece una eternidad.

Emilia Herbst plantea una puesta que subraya un diseño de arte preciso y le brinda un espacio creativo para que estas dos tremendas actrices exploren todos y cada uno de los matices que aparecen en esta posibilidad de que algo inesperado suceda.

AL FINAL EL DIA

de Carolina Vergara / Competencia Internacional (★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩)

Este trabajo de Carolina Vergara apunta a un tema sumamente difícil de tratar y que conviene no adelantar para que uno pueda atravesar todas las emociones que aparecen a medida que avanza la acción. Lo que si puede decirse, es que evita los lugares comunes, lo previsible y comienza a instalarnos en un ambiente en donde está sumamente (omni)presente la maternidad (desde el sacaleches inicial hasta todos los detalles que vemos dentro de la puesta y la escenografía) y lo que este nuevo rol ha significado en la vida de Isabel, que parece no poder hacer pie en el universo dentro de su propio hogar.

Natalia Di Cienzo y Carolina Godoy (Ana, la amiga de Isabel) brindan dos trabajos sensibles y exactos, con un texto complejo que desafía a poder presentarlo en forma orgánica y verosímil, lo que ambas logran con creces.

Poniendo la cámara en los pequeños detalles y sumergiéndonos cada vez más en un clima angustiante y del que es difícil despegarse, Vergara acierta en el tono que propone para el relato y en la conducción de sus actrices, abriendo un fuerte espacio de reflexión sin dramatismos ni subrayados.

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