
Por Marcelo Cafferata

Claudio Tolcachir hace contacto visual con la platea (que por cierto colma el escenario mayor de Timbre4 con localidades agotadas para las primeras funciones programadas), maneja el silencio, toma un sorbo de agua y comienzan a apagarse las luces para internarnos en una experiencia narrativa de la novela de Sergio Bizzio, “RABIA”, la que ha sido adaptada como material teatral, y convertida en unipersonal.
Con el don de sumergirnos dentro de una historia, Claudio Tolcachir comienza a desplegar el relato de “RABIA” conduciéndonos en forma firme y pausada a un universo en el que iremos ingresando a través de sus personajes. Como gran protagonista de la historia aparece José María, un obrero de la construcción que está de novio con Rosa, personal doméstico dentro de la gran mansión de los Blinder. Aprovechando que los patrones están de vacaciones, va al encuentro de Rosa y precipitadamente los Blinder llegan antes de tiempo y José María debe esconderse.
Lo que aparenta ser un escondite momentáneo hasta poder salir apenas los dueños de casa comenzaran a acomodarse en su habitación, se transforma en una desaparición. Nadie sabe qué sucedió con José María, quien ha desaparecido sin dejar ningún rastro: la mansión es tan grande y tan deshabitada, que él ha podido esconderse en la buhardilla, alejado de todo el movimiento de la casa sin que nadie se diese cuenta.
Desde allí seguirá observando a Rosa y a todo el movimiento de la casa, narrador omnisciente desde las penumbras, inmiscuyéndose en los rincones de la casa cuando nadie lo ve, intentando no hacer ruido ni para ir al baño, ni para bañarse, siendo absolutamente imperceptible y tratando de robar algo de comida sin que sea evidente. Poco a poco sabremos cuál fue el disparador para comenzar a esconderse y alejarse de todo, pero el tiempo sigue pasando y José María quedará atrapado en el dispositivo que él mismo pensaba que lo resguardaría.
La adaptación realizada en equipo por el propio Tolcachir y Lautaro Perotti (también a cargo de la puesta de la obra) a los que se suman Mónica Acevedo y María García de Oteyza, apuesta mucho más a que el espectador construya su propia lectura que al subrayado de la violencia, la oscuridad y los trastornos psicológicos que pueden habitar en una personalidad desordenada como la de José María. En cambio, apuntan a una lectura que invita a reflexionar sobre algún conflicto social de clases y privilegios (por un lado están los Blinder y su hijo Álvaro y por otro, Rosa y José María, como arquetipos de la clase alta vs. la clase obrera), la invisibilidad y el encierro, la ceguera y el propio encarcelamiento en donde queda expuesta la falta de libertad y el autoexilio.
Desde esa invisibilidad José María sigue paso a paso todo lo que sucede en la casa y más particularmente todos los movimientos de Rosa, inclusive de sus situaciones más íntimas. Convertido en fiel testigo en la sombras de todo lo que acontece, frente a situaciones extremas, decidirá actuar e impartir justicia por mano propia, generando algunos momentos de alta tensión dentro del relato.
La precisión con la que Tolcachir nos toma de la mano y nos va llevando dentro del relato nos hace sentir el frío y la soledad de esa buhardilla y hasta ver y sentir esas ratas con las que José María se cruza cotidianamente. El diseño sonoro de Sandra Vicente construye con precisión todos los ruidos de la casa y la puesta de iluminación a cargo de Juan Gómez Cornejo nos permite ver las luces y sombras, la luz de la calle que penetra por alguna hendija y crean el ambiente perfecto para ese cuento que Tolcachir relata en forma exquisita.
Hay una enorme escalera que va girando en escena como giran las agujas del reloj para marcar el paso del tiempo y Tolcachir / Perotti han podido plantear una puesta en escena austera pero potente con este elemento con el que van jugando y creando diferentes espacios (se trepa, se esconde, la sube, la baja, se mete dentro de ella) dentro de la narración.
Tolcachir despliega sus mejores armas como actor, para dar vida a este José María que es una mezcla del Segismundo de Calderón de la Barca en su caverna oscura con el personaje de “Desde la sombra” de Juan José Millás que ha decidido vivir escondido dentro de un armario, y logra que su voz se multiplique en los diferentes personajes. Su narración es increíble, hipnótica, tiene un dominio absoluto del texto y puede generar la inflexión precisa para crear diferentes climas. Su instrumento se pone al servicio de la historia con un absoluto dominio del cuerpo y del espacio, para entregarse a una actuación brillante que impacta directo al espectador.
RABIA
Basada en el texto de Sergio Bizzio
Adaptación: Moni Acevedo, María García De Oteyza, Lautaro Perotti y Claudio Tolcachir
Actuación: Claudio Tolcachir
Dirección: Lautaro Perotti – Claudio Tolcachir
TEATRO TIMBRE 4 – México 3554 – Miércoles a Viernes 21 hs. / Sábados 20 hs. / Domingo 20 hs.