Por Marcelo Cafferata
«Escribir es una maldición que salva«
Clarice Lispector
El acto de escribir es visceral, catártico, es justamente una maldición que salva, que rescata y que libera. De esta manera, Maruja Bustamente y Mariela Asensio exorcizan sus propios fantasmas volcando en esta dramaturgia escrita a cuatro manos, sus propias experiencias, sus percepciones y vivencias poniendo el eje central en la salud mental.
Si bien juegan permanentemente coqueteando con el límite del teatro documental y de los mecanismos de construcción de la propia ficción teatral, tampoco podría definirse a “LA CASA OSCURA” como una obra exclusivamente sobre estas cuestiones de la salud mental. El tema oficia más precisamente de disparador para un show en donde ambas artistas se lucen deconstruyendo el texto y explorando diferentes “texturas” que van desde un monólogo íntimo, canciones al ritmo de trap y de cumbia, coreografías, hasta mensajes de audio de Whatsapp, videos e intervenciones desde una pantalla gigante o momentos confesionales donde se aprovecha a romper la cuarta pared.
Dos mujeres conocedoras del ámbito teatral, ambas con una extensa trayectoria y con una permanente búsqueda de darle un nuevo sentido al espacio escénico multiplicando las posibilidades y las diversas formas de expresión, arrasan con sus dotes de show woman para multiplicarse y transformarse en unas y en otras en cada segmento.
Fundamentalmente hacen uso del humor como la herramienta más poderosa para atravesarlo todo, incluso el dolor más profundo e indudablemente esta es una de las principales fortalezas del show, entre las tantas con las que cuenta “LA CASA OSCURA”. Cada una en su estilo, tanto Bustamante como Asensio saben manejar la mordacidad, la ironía y el desprejuicio, lanzándose con absoluta espontaneidad, completamente entregadas a la propuesta y a poder aceptarse y reírse abiertamente de sí mismas.
Asensio despliega sensualidad y osadía mientras se confiesa poco sentimental, regida por una personalidad más mental y concreta con la que se siente totalmente identificada, de la que parece sentirse hasta orgullosa. Trabajando como opuestos complementarios, Maruja se confiesa casi en las antípodas, muy diferente: sensible, fantasiosa, volátil, totalmente emocional y vulnerable.
En la puesta en escena de Paola Luttini, mientras una de ellas –Asensio- se muestra más cómoda en el baile, en su corporalidad más extrema y un discurso empoderado y “bien arriba”, Bustamente saca provecho de las escenas más sensibles, donde presenta parte de sus amigos, sus vínculos familiares y avanza sobre un monólogo que cubre sus zonas más oscuras y algunos problemas que con ayuda de su entorno ha debido enfrentar.
Ambas confesarán sus conductas obsesivas compulsivas, sus angustias y sus partes más vulnerables lo que le da al texto una gran osadía y la potencia del teatro documental en acción que oficia al mismo tiempo de elemento liberador y es el punto en común que ambas pueden compartir frente a las diferentes concepciones que presentan de atravesar el dolor.
La directora Paola Luttini ha dejado fluir naturalmente la energía de estas dos artistas y las acompaña en este viaje interior donde el hilo conductor es el humor y la posibilidad de exorcizar el dolor a través de los elementos tragicómicos que van presentándose en una propuesta que se atreve a tocar distintas cuerdas.
La autoayuda, el psicoanálisis, el tarot, la espiritualidad, la locura, el desequilibrio, la felicidad, la frustración, los sentimientos, la sanidad y el desequilibrio se dan cita en diferentes momentos, haciendo que “LA CASA OSCURA” sea enteramente disfrutable para quienes quieren recorren una propuesta teatral diferente, creativa y abierta a un profundo juego confesional.
La casa oscura puede verse todos los viernes a las 21 en el Galpón de Guevara (Guevara 326).
“LA CASA OSCURA”
Todos los Viernes a las 21.00
Galpón de Guevara – Guevara 326 – C.A.B.A.