Por Luis Kramer.
En el mes de Diciembre del año pasado, se estrenó a través de la plataforma Netflix, este documental de tres capítulos de una hora de duración cada uno cuyo título original es Don´t Fuck with Cats: Hunting an Internet Killer, dirigido por Mark Lewis y perteneciente al género True Crime Stories.
El punto de vista se focaliza en un grupo de internautas, que conmovidos por la aparición de un video en las redes en el que se asesinan dos gatos, deciden organizar un grupo de búsqueda del asesino, en el que se comparten deducciones, pistas y análisis de diversos tipo acerca de la procedencia y posible localización de este criminal.
El caso real es recreado con prolija hilación y abundante material gráfico acerca de este probable embrión de asesino serial quien, sugiere con su proceder, que podría tratarse de un primer acercamiento a lo macabro, despertando las alarmas de lo que podría suceder a continuación.
Al igual que la modalidad adoptada en críticas similares con relación a historias que han sucedido realmente, no se develará aquí ningún elemento vinculado con la progresión de las mismas, dejando al espectador la libertad de encontrarse por sí mismo con el contenido que se desarrolla.
La dinámica narrativa constituye uno de los puntos más fuertes de la propuesta, la que se enriquece con la reproducción de segmentos de los films Atrápame si Puedes y Bajos Instintos, que guardan directa relación con la historia.
El desenlace resulta un tanto cuestionable porque desnaturaliza de alguna manera el planteo inicial del documental, a la vez que termina increpando y responsabilizando al espectador de la generación de acciones criminales únicamente posibles en la mente de un asesino.